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Arte para la emergencia. Entrevista con Lucía Madriz:


Cartel de espacio Cero Uno, inaugura hoy 19 de marzo, foto cortesía de Cero Uno


Una de las artistas costarricenses que manejan un intelecto amplio y aventajado, además de crítica, quien se explica de la mejor manera la teoría del arte y sobre todo el de estos tiempos de complejidad, tanto de nuevos discursos y valores que afectan las expresiones de punta, es Lucía Madriz. Encabeza un colectivo que para este 19 de marzo 2022 inaugura el espacio Cero Uno, en el propio corazón de nuestra capital San José de Costa Rica.

El tiempo de Lucía es precioso, como lo son sus pensamientos y reflexiones tan de carácter de “emergencia” -cultural y de la contracultura. Y explicarse como salen parados estas expresiones actuales en tiempos de pandemia, y de esta guerra que, aunque ocurre a diez mil kilómetros de Centroamérica nos afecta. Así que acerquémonos y atendamos a sus pensamientos crítico creativos que nos (in)forman acerca del perfil y abordaje del nuevo espacio Cero Uno.


L.F.Q. Siempre se ha dicho que los grandes acontecimientos como en este caso la pandemia del covid 19 afectan la cultura y provoca cambios.



L.M. Aunque en cero uno casi todos somos artistas nuestras experiencias han sido diferentes y eso por supuesto hace que el proyecto tenga y contenga varios puntos de vista sobre el arte, la pandemia y otros temas. Yo responderé desde mi perspectiva.


El primer año de la pandemia vino a confirmar la vulnerabilidad de les artistes a nivel mundial. Por supuesto que esto lo vi más de cerca en el contexto latinoamericano y en especial en Costa Rica. De repente quedó claro que no existe ninguna estructura estatal ni voluntad política que sostenga – ni antes, ni después de la pandemia- la cultura ni a la comunidad artística. A raíz de esta falta de respuesta tuvimos que volver la mirada hacia nosotres mismes y revisar las formas en que habíamos estado funcionado hasta ese momento. Producto de ello fueron innumerables conversaciones en zoom a nivel nacional, regional, continental e internacional. Conversamos muchísimo. En estas reuniones los temas giraron en torno a la exclusión social, política y sexual; a la colonización, el racismo y la crisis climática y cómo estos factores aumentan la probabilidad de infectarse con Covid-19; la necesidad de crear y establecer nuevas formas de hacer que sean más horizontales, justas e inclusivas; que también nos procuren salud a nivel mental, corporal y ambiental. Hablamos mucho sobre la precariedad de la profesión a pesar de que en general contamos con buena educación (estudios universitarios) y/o experiencia, y tenemos años de estar sosteniendo la producción artística sin remuneración alguna.

Quiero agregar que esta situación se extiende además a curadores, gestores culturales y crítiques.

En todo caso, sentimos que muchas cosas tienen que cambiar si queremos sobrevivir.


L.F.Q. Abrir el espacio cero uno en esta etapa tan compleja, con todos los cambios que ha provocado, ¿Qué significado tiene un espacio de artistas para artistas? ¿Qué está transformando?

L.M. Como consecuencia de la pandemia muchos comercios cerraron dejando edificios vacíos en todo el país. A Alejandro Ramírez le ofrecieron un piso entero en un edificio ubicado en el corazón de San José: Calle 0, Avenida 1.

En agosto del año pasado ya Alejandro me contó del proyecto. Paula Chacón sabía desde el inicio y poco después Federico Herrero- fundador de Despacio, un proyecto que expuso y apoyó a artistas jóvenes por una década –se nos unió, Paula y rápidamente armamos el equipo de cero uno.

cero uno es un espacio independiente- independiente del gobierno y puede cambiar su formato en cualquier momento… es una declaratoria de libertad para hacer. Y de artistas para artistas significa que estamos trabajando entre iguales, de manera horizontal; todas las partes aprendemos en el proceso y nos apoyamos mutuamente porque sí, porque podemos y porque se siente muy bien.


Desde el principio la misión de cero uno ha sido facilitar la labor de le artista, que por cierto es un trabajo duro. Hablamos de colocarle en el centro, de hacer algo pequeño y sin prisa, pero significativo: realizar solo exposiciones individuales y apoyar a une artista durante 3 meses: 1 mes para trabajar e investigar en el espacio y dos meses de exposición.

La exposición individual permite al artista adentrarse en su proceso, explorar y concretar ideas, y para el público es un formato que le permite conocer mejor su propuesta artística.

También somos conscientes de la necesidad de (re)activar la escena del arte contemporáneo local y recuperarnos de la crisis cultural que empeoró con la pandemia.

No creo que estemos cambiando las formas de ver el arte, pero sí las formas de trabajar entre y con artistas. [1]


3. ¿Se le puede seguir llamando arte contemporáneo o se vislumbra otra nomenclatura hoy en día? ¿En qué se ha transformado o cómo llamarlo?


Creo que podemos hablar de la pandemia como un hito histórico global que aceleró procesos que ya se venían dando. El teletrabajo, las video-conferencias, la generación de exposiciones, seminarios, simposios, mesas de discusión virtuales… todo esto ya existía, pero con el Covid-19 y el “aislamiento social” la comunicación se volvió vital y los medios se convirtieron en este espacio catártico que nos permitió solidarizarnos. Y siento además que estamos viviendo en una condición muy diferente de la que teníamos, digamos, hace 20 a 30 años.


Desde hace rato que el planeta está en el Antropoceno[2] y la crisis climática es este dinosaurio gigante que nos cuesta aceptar. Ella está marcando nuestras realidades y al arte. Y lo podemos ver en la exposición más importante de arte contemporáneo que existe: Documenta. Por supuesto que en ediciones anteriores ha habido obras de artistas que tratan temáticas ambientales y exponen los muchos y diversos peligros de la actividad de extracción y explotación de los recursos naturales y humanos. Pero lo que hace a esta edición especial es que se invitó a el colectivo de artistas de Indonesia Ruangrupa a curar Documenta, y esta no es una decisión tomada a la ligera.

[1] Ya ha habido esfuerzos de artistas para seguir fomentando la creación de sus colegas. Por ejemplo, la Fundación Teor/ética fue fundada por la primero artista y posteriormente curadora Virginia Pérez- Ratton. Despacio fue fundado por Federico Herrero y existen muchos casos más en la región centroamericana como Espira La Espora con Patricia Belli en Nicaragua Proyectos Ultravioleta con Stefan Benchoam en Guatemala, y muchos muchos más. [2] El Antropoceno es una época geológica propuesta por una parte de la comunidad científica para suceder o reemplazar al denominado Holoceno, la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. Tomado de Antropoceno, Wikipedia. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Antropoceno [18.03.2022]


¡Indonesia produce más emisiones de CO2 que India! Y:

En 2019, la mitad de la capital del país, Yakarta, estaba ubicada debajo del nivel del mar…​ Se prevé que las emisiones continuas de carbono a la tasa de 2019, en combinación con la extracción de aguasubterránea sin licencia, sumergirán el 95% del norte de Yakarta en 2050.7​”[1]


Debido a esta situación de emergencia este colectivo de artistas empezó a trabajar con un concepto tradicional que se llama Lumbung (almacén comunitario para el arroz). En el lugar del Lumbung se comparten los alimentos y los saberes, y estos funcionan como centros de cultura. El Lumbung es una respuesta a la crisis ambiental de Indonesia y ese mismo modelo se está aplicando para curar esta exposición.


La forma de trabajar del colectivo se basa en un modelo alternativo y comunitario de sostenibilidad en términos ecológicos, sociales y económicos, en el que se comparten recursos, ideas o conocimientos, así como en la participación social. La idea de sostenibilidad también se tiene en cuenta de manera integral en todos los aspectos a la hora planificar la exposición.[2]


Esta aproximación al arte contemporáneo dista mucho del modus operandi del sistema del arte que conocemos y la razón es porque está planteando cambios concretos en las formas de hacer y producir, nos está planteando otra forma de relacionarnos y otra economía.


Otro caso que evidencia cambios importantes es la 59ª Bienal de Venecia, curada por Cecilia Alemani. Ella apuesta por la reivindicación de artistas mujeres que en su mayoría fueron excluídas del sistema del arte mientras vivieron. A partir de abril el público visitante encontrará una apabullante mayoría de obras de artistas mujeres, algo completamente inconcebible digamos, 25 años atrás. “Feminista” era una palabra que descalificaba inmediatamente a la obra y a la artista, y asumirse como tal era como tirarse de un acantilado por voluntad propia.

Ha habido y sigue habiendo esfuerzos colectivos importantes para que las mujeres logren tomar el 50% de los espacios en el sistema del arte y aún no lo logramos. Y en los últimos años la comunidad LGTBQ ha ido ganando espacios en instituciones culturales “tradicionales”. Los movimientos sociales finalmente se están empezando a ver reflejados en el sistema del arte ya no como tema de exposición, pero en la adopción de políticas más inclusivas a la hora de trabajar. Es un comienzo que se ha retrasado bastante... y parece que hay buena voluntad pero aún falta mucho.


Recuerdo que en la Documenta 13 había un graffiti que me golpeó:


The emergency will replace the contemporary

-La emergencia reemplazará a lo contemporáneo


Esta frase del artista francés residente en Dinamarca Thierry Goeffrey puede muy bien dar un nombre al arte que se realiza actualmente… Arte de emergencia. Y sí creo que hemos

[1] Cambio Climático en Indonesia, Wikipedia. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Cambio_clim%C3%A1tico_en_Indonesia[18.03.2022] [2] Traducción libre de la autora. Tomado del alemán en: https://documenta-fifteen.de/ueber/


entrado en un estado histórico de emergencias globales entre la crisis climática, la crisis del Covid-19 y sus secuelas, y la posibilidad de una guerra con armas nucleares.


LFQ. Tú crees que incluso la invasión de Rusia a Ucrania provocará algún cambio en la manera de hacer y visualizar arte?

Cómo se afecta el mercado del arte?

La verdad es que me preocupo poco por los ires y venires del mercado pues aparte de que es un tema bastante complejo - ¿cuál mercado?, ¿qué compradores?, ¿cuáles artistes? y dónde están? - es más interesante para galeristas y coleccionistas. Yo prefiero ver exposiciones, hablar con colegas y amigos, y naturalmente concentrarme en mi proceso.

Por supuesto que es deseable que haya personas que coleccionen y compren obras con la intención de apoyar a les artistes, asegurando la continuidad de su producción y dinamizando la escena artística. El coleccionismo es una forma de conservar el patrimonio cultural de un país, una función vital cuando los gobiernos no compran obra.


LFQ. ¿Habrá cambiado el rol del curador y su relación con la producción cultural de estos tiempos de 2022? ¿Cuál es tu visibilización de la crítica de arte? ¿Cómo ves el rol de la crítica de arte en este proceso?


El papel de la crítica y la curaduría sigue siendo el de extender las fronteras del arte, de seguir desarrollando reflexiones que resultan a veces incómodas, pertinentes, necesarias…


Siento que el arte contemporáneo es un tren que lleva muchos pasajeros. Algunos querrán bajarse, otros tendrán que saltar, otros se quedarán en él, aunque sea lo último que hagan… El viaje puede ser incómodo y largo, pero en definitiva este tren tiene su propia fuerza y energía. Lo que dejemos de hacer desde nuestro lugar (la creación, la crítica, la gestión) no lo va a detener. Pero lo que hagamos lo seguirá impulsando.

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