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Javier Calvo, Contrapeso: Investigarse a sí mismo



Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




El artista Javier Calvo, quien expone en estos meses del inusual 2020, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, recién presentó en Sala 1 el impresionante espacio expositivo, el performance titulado “Contrapeso”. En un comunicado de prensa expedido por el museo, el mismo artista hace una declaración contundente: “La acción pone en cuestión la idea de resistencia y el deseo como artista de permanecer lo más que pueda en la memoria”. 

Al leer el texto uno se pregunta ¿qué significa en este contexto de una exhibición de arte contemporáneo la palabra resistencia?, ¿resistir a qué?, ¿al tiempo?, ¿a la pandemia?, ¿al poder económico y del Estado que diezma la labor de estas instituciones culturales recortándoles el presupuesto?, ¿resistir a sí mismo, a mantener dominio de sí?




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC


Además, el artista atañe a estar en la memoria del público, paradigma que representa un punto alto o gran reto, pues sí es complejo subir, resulta difícil mantener lo logrado: Quiere decir mantener un perfil elevado en la escala de valor con que se mide la permanencia del artista en el medio cultural del país.

Me pregunto, ¿es tal estado un punto de inflexión, para medirse o tomar fuerza en la carrera de productor cultural en la actualidad? Pues sí, representa literalmente un performance para retarse y culminar, o mantenerse a flote en la conciencia colectiva, y a su vez, mientras sube con sus propias fuerzas repasar las vivencias que lo han llevado hasta ahí. Pero también -y, muy importante-, punzar la epidermis del espectador para que concientice tal y cual lo hace el artista.



Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Ahora, demos vuelta al asunto tratado y preguntémonos ¿qué significa, desde la postura de observador, mantener la mirada en un sujeto poniendo lo mejor de sí, para mantener el equilibrio, colgando de una cuerda que lo suspende en la horizontal, y elevarse, lento, pero siempre hacia la vertical, halado con el sistema de poleas pero donde es él quien infunde el esfuerzo para activar dicho vector?

En tiempos inmemoriales, para subir un peso hacia un punto alto, se requería de largas y complejas rampas, de esa manera edificaron los templos en los imperios agrarios, pero la gran invención de los griegos y romanos fueron las poleas, utilizando cuerdas y roldanas les permitía elevar pesos en la vertical.




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC



La propuesta de Calvo en el MADC, implica además el estudio de la física mecánica, el uso de poleas, roldanas, y la voluntad propia puesta en los vectores o esfuerzos para elevar y mantener su propio peso, sujetado, como se dijo, en el centro de gravedad del cuerpo. Implica ser sujeto y pivote a la vez, pues lo que empuja al vector lo mueve su propia voluntad, si la aplica sube, si se da por vencido cae. Esta acción se retrata y transparenta en la cotidianidad de todos, y más en estos tiempos que estamos con la estima tan baja.

El abordaje de Calvo no es nuevo en su trayectoria, con este carácter de creatividad aplicada a los rigores de la ciencia, la matemática, la física. En 2017, presentó otra acción titulada Salto al vacío, donde subió a una escalera y se dejó caer sin protección alguna. Comentaba, en otro texto, que la sustancia no está en el fruto de la acción, no es el golpe, que no ha sido calculado ni previsto, tampoco experimentado previamente. La sustancia de la acción artística es el concepto que quizás pensó por semanas antes, y, que poco a poco, enfrentó simbólicamente su producción, hasta el momento de subir la escalera y dejarse ir en una difícil posición horizontal.




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Acción/reacción

El peso del cuerpo tira hacia abajo, por la gravedad, y el esfuerzo que hace el brazo y la fuerza que aplica al mecate, la palanca, lo tira hacia arriba. Refiere a la ley de la acción-reacción, donde la fuerza ejercida y la experimentada como consecuencia repercuten en esa dupla de contrarios.

Implica, entonces, la tercera Ley de Newton, en la cual podemos definir que a toda acción corresponde una reacción; lo que indica esta ley, es que cuando un cuerpo ejerce una fuerza (acción) sobre otro cuerpo, éste reacciona con una fuerza de igual en magnitud y dirección, pero de sentido contrario. O sea, qué, para pretender alcanzar el equilibrio, el contrapeso es calculado, modelizado, descrito y resuelto por la matemática, no ocurrió en Salto al vacío, que el cuerpo cayó y recibió el golpe.

Javier, en el texto referido a Contrapeso, 2020, aclara sobre su método de estudio: “En la mayoría de mis performances no realizó un ensayo previo. No me interesa la representación, sino más bien la presentación, por lo que no realizo un guión, aunque sí establezco una estrategia”.



Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC





Javier Calvo. Contrapeso. Fotos de Adriana Artavia cortesía del MADC




Simbolismos y parangones

Estos simbolismos encuentran paralelismos en la vida misma, en el poder político, el poder del mercado, en la construcción de identidad corporativa, en la psicología social. El curador del proyecto expositivo y el performance en particular, Daniel Soto, cita en su texto un esbozo del pensamiento de Javier Calvo, cuando dice: “El sistema capitalista apuesta por el esfuerzo individual, es sobre nuestro cuerpo que recae la responsabilidad del triunfo o del fracaso”.

De ahí que Calvo bautiza su performance Contrapeso. En tanto el sujeto A y B, son el mismo, es quien se eleva hasta alcanzar la altura máxima de la sala 1 del Museo, y en la cual existe la admiración o reconocimiento del observador, quien, expectante, siente y hace suyos los jadeos y esfuerzos del artista subiendo con el uso de las cuerdas: poco a poco, con mucho trabajo, hasta llegar a la cima, a la meta.

La propuesta apunta hacia un carácter de investigación autorreferencial, de quien se observa: sus fuerzas, nivel de concentración, dominio de sí mismo. Decía Mischerlich, en el Fetiche Urbano, década de los setentas del siglo XX que, lo que hagamos, depende de nuestra grandilocuencia o testarudez, y que esos actos se vuelven materia dura, moldes, hormas sociales, culturales, que a su vez nos hacen, nos modelan. 

Esto retrata la vida misma, parangona un tiempo como el actual, donde es doblemente complejo escalar en la estructura de la sociedad, son muchos los condicionantes, cuerdas, poleas y roldanas que se deben considerar, aplicar fuerza, concentración, pues de otra manera, todo se viene abajo. Esas contingencias se vuelven a veces necesarias, nos instruyen en tanto hay un contrario, acechante, que ocasiona disturbios para restar atención al proyecto en su búsqueda de la tan elevada meta.


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