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“A la manera tica” Salón Nacional de Artes Visuales 2022 Museo de Arte Costarricense


“La pecera”, Emmanuel Zúñiga, Premio Salón Nacional 2022, categoría tridimensional.


Estábamos esperando este salón del Museo de Arte Costarricense (MAC) desde el año 2021, como celebración del bicentenario, pero el influjo de la pandemia alejó su realización, hasta estas fechas de un “reset” con que reinicia la humanidad después de quedar atorada no solo en lo económico, sanitario, social, sino en la producción cultural. El salón está resuelto muy “a nuestra manera tica”, no por ello es negativo, al contrario, con un jurado nacional conformado por María José Chavarría (curadora del MAC), Ana Muñoz (Facultad de la Imagen en Véritas), y Roberto Guerrero (investigador y artista), con una metodología que ofreció tiempo para revisar y producir esas ideas que vuelven al evento desafiante para la interpretación y lectura de las propuestas, visita ataviada de cierto “ludismo” pero también recato por no decir angustia. Desde ese enfoque es equilibrado, evidencia abordajes variados y necesarios para que la visita al museo sea memorable, tocar la fibra del espíritu tan necesitado de esas energías y olvidarse por momentos de la virtualidad, repasando experiencias creativas como aquel cubo de espejos, de Gustavo Herrera “Apología del vacío”, que, al buscar nuestra imagen reflejada en éstos, no estaba, desaparecíamos, y eso nos sumía en la incertidumbre y existencial: ¿dónde estamos?, ¿en qué posición del juego me ubico?


Lo expuesto luce consistente en cuanto al manejo de la técnica, y frescura en lo conceptual, pero ocurre por momentos que el espectador se sienta ensimismado, como si de pronto nos quedáramos mirándo entre sí dentro de un círculo que a su vez rota esperando a ver ¿qué hay más?, y ¿en qué me afecta? Quizás, adentra en una mundialización de visiones del arte en la emergencia de esta compleja actualidad, entre tensiones bélicas en Europa, multiplicación de las migraciones y un crudo endurecimiento de los ejes políticos del mundo. Esas repercusiones por lo general han impactado a estas manifestaciones creativas, y ésta no es la excepción, pero también reta, y eso lo entendieron muy bien los artistas al presentarse a la convocatoria con propuestas bien elaboradas, a pesar de las referencialidades a la manera de Rodríguez del Paso, Priscilla Monge, Kcho, Mendieta, entre otras.


Instlación efímera de Yamil de La Paz García 2022.



Incisividad crítica

Una de las propuestas más incisivas, pero a la vez jocosas, fue la de Yamíl de la Paz García, quien instaló un mapa del país hecho de confites y carácter efímero, que el público saboreó y desbarató para endulzar el carácter una vez anunciados a los premiados. Y digo “a la manera tica” en tanto recuerda el cuestionamiento a uno de los Presidentes de la República, a inicios de la década de los setenta del siglo pasado, al apropiarse de un millón de colones de esos años sustraído de las arcas estatales. Al preguntársele acerca de la sustracción, la respuesta del político fue simple y contundente: “Me lo comí en confites”. Emplaza una solución muy “a la manera tica”, pues el mapa de esas golosinas se fue desfigurando en tanto que el público restaba uno a uno aquel dulzoso botín. Fue un abordaje jocoso pero revelador y critica ese matiz de identidad o marca remanente de la corrupción en la función pública costarricense, temas y que siempre han interesado al arte.




Alfonso Ureña, titulada “A veces simplemente tengo que dejar ir”, 2021.



En plena entrada a la sala de la nave principal del MAC, un poco abarrotada, se montó una instalación de Alfonso Ureña, titulada “A veces simplemente tengo que dejar ir”, 2021, con flores artificiales y una proyección de video sobre el vacío de la silueta en la cual se aprecian destellos de fuego. El artista explica en la ficha técnica que “su cuerpo se desvanece delante de los ojos del espectador en un luminoso rito fúnebre”. Es una propuesta “a la manera de” la cubana Ana Mendieta, (La Habana 1948 – Nueva York 1985), cuando aquella cayó de un piso alto en un edificio y su cuerpo quedó marcando en el pavimento, precisamente como unos de sus performances y que ella tituló “Siluetas”. Se recuerda además que el motivo lo retomó la también cubana, Tania Brughera (La Habana 1973), en sus inicios, y lo hizo como un acto de apropiación del pensamiento estético de su connacional Mendieta, quien elaboraba aquellas propuestas con materiales naturales, y cavaba su silueta en la tierra, como nicho simbolizando la cueva existencial donde se tiene todo alrededor, como al nacer o morir, en ese útero del mundo inmerso en la naturaleza y al cual queremos retornar para reconciliarnos con la última instancia: la muerte, ante tantas contingencias del vivir actual.



Colectivo Hapa. “Chinese plating, 2021”


El colectivo Hapa expone tres fotografías tituladas “Chinese plating, 2021”, resueltas en este caso a la manera de aquella cultura oriental. Comenta la ficha técnica: “Las artistas instrumentan el “chinese plating” o emplantado chino para crear narrativas visuales híbridas acerca de las identidades étnica, cultural y de género”. Con ello se permiten invitar al público a reflexionar sobre la diáspora oriental y la centroamericana, que a diario transitan estas vías colmadas de indiferencias y desidias, que son tratados con astucia por parte del colectivo ante dichas armas de la discordia las cuales por lo general son de doble filo.



Pintura de Ivanna Yujimets. Premio Salón Nacional 2022 en la categoría bidimensional.



Ivanna Yujimets, pinta con una técnica de delicadas capas para elaborar una evocación quizás a sueños, memorias y vivencias fantásticas o ficciones a la manera cinematográfica, recordando, entre otras películas “El Mago de Oz” y a la actriz “Judy Garland”, con “Tía Flori no me suelte la manito 1 y 2”, y la acuarela “Lechuguitas”, la hacen merecedoras del Premio Salón Nacional 2022 en la categoría bidimensional.


Con la instalación “La pecera”, Emmanuel Zúñiga gana el Premio Salón Nacional 2022, categoría tridimensional. La visión de la pecera nos ocupa en apreciar una máquina, la cual parece un tórculo del taller de grabado recubierto por una membrana de plástico, y una serie de mangueras o tuberías que nos evoca las salas de cuidados intensivos, y a un hombre que representa al arte a la manera de los años noventa del siglo pasado cuando con la entrada en el escenario de las prácticas artísticas actuales, se predicaba la muerte de la pintura e incluso del arte. Dicha complejidad conforma un espacio ilusorio y escenario para ese homenaje póstumo a la creatividad, a la manera quizás del fallecido Pedro Arrieta con su singular tratamiento de los objetos, los espacios y los materiales para la instalación.


Andrés Murillo, "Rojo sobre rojo"2022 Premio del Salón Nacional, categoría "otros medios"


Andrés Murillo, distinguido con el Premio del Salón Nacional, categoría "otros medios", con "Rojo sobre rojo", intervención sobre pared que sobrepone dos capas de realidades distintas: una reproduce la obra "El Portón Rojo" de Teodorico Quirós, colección del MAC, y la otra conforma la palabra inglesa "SIR" (señor), vaciada en blanco, marca a su vez de una cadena de tiendas de ropa barata. Pienso que hasta ese nivel de la cultura aparecen los signos de violencia que se advierten en la ciudad y en comunidades nacionales hoy. Esa plasta roja tan "aplastante" elimina la poesía de un símbolo de lo patrimonial y nuestra idiosincrasia de un tiempo que es cambiada por las jergas bilingues, por las visiones extranjerizantes que poco a poco mellan el rico valor de nuestra cultura y son un punto rojo en la realidad actual que impele a reflexionar.




“Museo de Historia Artificial”, 2021, es una instalación de José Rosales



“Museo de Historia Artificial”, 2021, es una instalación de José Rosales, con jaulas de pájaro de madera y metal, esculturas de resina epoxy, pintura acrílica y figuras de animales de plástico. En una comunicación por Messenger el 10 de mayo 2022, el artista relata: “Comencé a desarrollar el Museo de Historia Artificial a raíz de mis visitas a las salas de exhibición de Historia Natural del Museo de Ciencias de Londres en el año 2019 y al Museo de Ciencias Naturales La Salle en San José. En este proyecto las pequeñas esculturas de especímenes animales hechos de resina de epoxy y figuras de plástico, que he estado cortando y volviendo a ensamblar generaron nuevas criaturas”. Esta propuesta recibe una Mención del Salón 2022 -que me parece se queda corta a lo merecido por el artista-, y amarra ese acercamiento que el arte en la emergencia del presente observa respecto a la ciencia y el arte, acercando sus visones de mundo y la posibilidad de reflexionar en esos tesoros y entornos existentes pero amenazados por el calentamiento global y las tensiones bélicas del hoy. Rosales es uno de los artistas más serios de la región en cuanto a investigar y la construcción conceptual de la obra, desde un estrado dónde apreciar sus significados y posicionamientos estéticos e ideológicos, pues detrás de todo ello existen sensibles pugnas de poder.



Dibujo ST, 2021, de José Castillo.



Acá adquiere sentido el dibujo de aquellos guardianes, dibujo ST, 2021, de José Castillo, que impele a reflexionar a través de la violencia y agresividad sobre el maltrato animal, a pesar de una ley que lo condena, persiste el desmembramiento y violencia hacia estas criaturas que, si no se saben tratar, pueden volver contra nosotros como dicen: “ojo x ojo, diente x diente”.



“Árbol Amori” instalación de Ariane Garnier



De pronto veo un gran árbol que crece en una visión simbólica, justo en el centro de la nave central del museo, un Guanacaste, Enterolobium cyclocarpum, representado por las chorejas modeladas en barro, contenedoras de las semillas de esta especie botánica. La reflexión se ve motivada por la fuerza de la idea de rescatar esta enormidad arbórea amenazada por el calentamiento global. “Árbol Amori” de Ariane Garnier es una instalación sonora que evoca el desprendimiento de las semillas como el caer de la lluvia, y dicho con las propias palabras de la misma artista impresas en la ficha técnica: “como una reverberación, un trémolo, una onda de vida que se expande”.




“Asentamientos”, 2022, de Ivania Lasso



Con el ensamblaje “Asentamientos”, 2022, Ivania Lasso elabora su sensible y cercano interés por la materia, o por esa cualidad de las maderas que devienen de una demolición pero que son portadoras de sus propias paradojas y memorias, quizás, referenciando a la manera del maestro Castellón. Afirma que a pesar del tiempo, de la pérdida de consistencia y valor de la materia desechada, al reutilizarla en una obra de arte enciende la crítica y voluntad de rehacer y darle una segunda vida a lo que nos rodea y ofrece la naturaleza: Escenarios -aprecia Ivania-, paisajes multiformes pero también deformes de una urbe construida a partir de los despojos y hacinamiento de una ciudad colapsada por el tiempo, pero que, en la visión y acción reconstructora del arte, fijan la mirada y sensibilidad de los visitantes al museo para equilibrar sus cargas, y, como dije, angustias.



Alejandro Ramírez, “Proyecto Turista”, 2022.



Alejandro Ramírez, “Proyecto Turista”, 2022. Procede de una investigación acerca de los turistas que nos visitan y qué a su vez él invitó por redes sociales a tatuarse un avión en el brazo, para conformar y diferenciar a los sujetos observados. Es tremendo ese acto de marcar a las personas y sobre manera sabiéndose un numeral en el algoritmo que lo cuestiona o conforma, por el ojo crítico-creativo del artista, quien lo razona como una metáfora del viaje o memoria del caminante. La curadora comenta en la ficha técnica: “El acto de inscripción es el pretexto para abrir un espacio de conversación y para el surgimiento de relatos en los que, según Ramírez, se desdibuja la diferencia entre verse como turista o como migrante”. Importante remanente de la duda e incertidumbre, y que hará falta, para concluir, la contraparte objetiva que ponen las instituciones del Estado, en la oferta y la demanda, pues también son un estado económico tanto como social y cultural de punta.



“Balseros en la tierra” 2022 de Marcela Araya



Con la instalación “Balseros en la tierra” 2022 de Marcela Araya, focaliza el conflicto de 2015 por el cierre de fronteras entre Costa Rica y Nicaragua, que afectó los flujos migratorios sobre todo de los caribeños que atraviesan el istmo a pie para llegar al Norte. Es jocosa la interpretación de esta artista respecto a aquellas barcazas con pies y vistas como caminantes en el espacio de la desidia e indiferencia con que son tratados estas personas en las diferentes fronteras. Trae a la memoria el arte a la manera de Kcho, y lo hace para reflexionar sobre el racismo y la xenofobia que invade los comportamientos de las poblaciones que ven pasar a los migrantes vistos apenas de reojo.



Instalación de Alessandra Sequeira



Alessandra Sequeira instala en una de las salas paralelas esa “matriz sagrada, que nos invita a dejarnos engullir hacia la interioridad simbólica de donde siempre deseamos retornar, y evocar los tiempos de nuestra propia gestación, sinuosa, sensual, sensorial experiencia perceptiva y visual entre transparencias, sombras, y destellos de luz que aporta el material.



Instalación de Andrea Bravo, 2022.



Respecto a este tratamiento no deja de dar un paso hacia a delante la instalación “No territorio” de Andrea Bravo, la cual consiste en fragmentos o matrices móviles del mapa centroamericano, movido como un ajedrez, en el espacio de lo político, social, cultural con la idea de reconfigurar el territorio, o el no lugar en la teoría antropológica de Marc Auge de finales e inicios de este siglo. Según sean reacomodados esos fragmentos devienen nuevos discursos, geopolíticas, y diversas grados de crisis del lugar y por ende de los habitantes.




Luis Diego Ramos “Registro de Registros”, 2022.



En esas mismas coordenadas podría plantear el trabajo fotográfico y de collages de Luis Diego Ramos “Registro de Registros”, 2022, a la manera del maestro Castellón. Como buen observador capta detalles de lo que encuentra en la ciudad y puede documentar, para ser materia de sus collages de una urbe recargada, rasgada, violada, superpuesta en esa tipología de mensajes y vivencias tan propios del lugar y que tanto interesan a los comentarios sociales en la actualidad. Parte de las cajas de registro telefónicas las cuales son las que (de)construye esos escenarios y narrativas de quien camina en el espacio urbano y lo observa con actitud crítica, pero también porque gusta deleitarse en ella.



Christian Wedel, pintura y objetos.



Los contenedores internos o bulbos vegetales originan la visión de Christian Wedel, también parece inspirarse en esas formas de los sistemas corporales humanos agigantados y que domina tanto en la escultura cerámica como en la pintura bien resuelta, atinada, rigurosa, y que el espectador pone el hálito vivificador que el artista anda buscando para pacificar tantas tensiones y angustias de este mundo.




Norma Gutiérrez exhibe “Palo seco”, 2022



Norma Gutiérrez exhibe “Palo seco”, 2022, fotografías y recomposición de un paisaje, tendedero a su vez donde las ropas corresponden a distintas vivencias y memorias del paisaje propio de la artista, lo que añoró o vivenció, o que conforma el, imaginario de algo que se mueve en alguna táctica, como lo hacen las piezas del ajedrez.


Para concluir

Me atrevería a llamar este proyecto 2022 del Salón Nacional de Artes Visuales del MAC como una aproximación a un “manierismo a la tica”, en tanto hay tantos senderos como caminantes reconocibles en la obra de algún maestro, que es posible referenciar, mientras el producto artístico se haga bien, que llene los vacíos remanentes de la interpretación y de la mirada crítica. Encuentro muchas propuestas dignas de nombrar, así como otras que en nada me anclan a externar mi juicio crítico y que me alejan de estas. Encuentro insinuantes las pinturas del río de Álvaro Gómez, las telas de Jorge Zamorán basadas en una sensibilidad de la gramática y acción del formato, o los sugestivos dibujos de Felipe Keta, hablándonos de las vicisitudes de la vida, y los cuadros de Walter Rojas, que no dejan de instigar la asimilación de toda esa carga de sentido y poder del arte; pero también tienen sus límites para interpretarlo con propiedad, con seriedad, y dejar al lado aquel nocivo “choteo” a la manera del costarricense, que en vez de reforzar el valor, confunde y ensucia el comentario.



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