Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
La pintura -como un arte de todos los tiempos-, pero me referiré en particular a la actual, a la pintura de estos tiempos tan singulares, está sometida a la experimentación más afanosa, idea o proyecto de “reinvertar” en cuanto a técnica, cromática, estilo, contenido, formato. Hoy en el arte de vanguardia no se recrea en el paisaje, el campo, la ciudad como ocurría en gran parte del pasado. se crea en el laboratorio o taller, espacio donde se interna el artista a investigar sus capacidades y aumentar su experticia, donde intenta renovar los conceptos y lenguajes, para que el fruto de esa acción sea un don propio, un dominio suyo del tiempo y del conocimiento que tenga de sí.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
El cuadro es un sujeto en constante cambio, como el magma del fondo terrestre que, en tanto materia fundida del planeta, adquiere una apariencia distinta al dejarse reposar. Pero en arte, en tanto práctica creativa es imposible que se apague o endurezca, pues pasaría a ser un arte muerto y queremos que siempre ese arte se mantenga activo, vivo, renovador. Como signo, se ensortija y constriñe con el fondo, acción en la cual redibuja figuraciones, cuerpos cabezas, rostros, expresiones, y, en otras, se manifiesta en la pura y poética abstracicón. Creo además que este artista Carlos Bermúdez, tratando de madurar la transición que ahora abre hacia los objetos -en esta muestra en Casa Alfredo González Flores-, se muestra juguetón, desenfadado, pero a la vez cauto, para que el fruto de este proceso y empeño, sea creíble e impacte.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
En la década de los años noventa del siglo pasado, en corrillos educativos, museos y galerías, mucho se habló de la muerte de la pintura, crisis provocada por el mismo artista exigiéndose tomar partido ante el arte de los objetos, la instalación, el video, la fotografía, los medios múltiples, el performance, todas herramientas y discursos de punta de la contemporaneidad. La influencia del arte Povera fue fundamental en esa década, tanto como el conceptualismo y el minimalismo; pero no puede quedarse así ni ahí para siempre. Hoy más que nunca requiere mostrar sus nuevos bríos y atributos, revitalizados, documentados en cada paso y registro de la historia del arte.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
Sus contemporáneos
Los contemporáneos de Carlos Bermúdez, fueron José Pablo Solís, otro gran investigador y experimentador de la pintura, Emilia Villegas, Manuel Zumbado, José Miguel Rojas, entre otros, entraron en ese desafío de intentar descifrar y comprender lo nuevo, captando el espíritu del tiempo. Esa búsqueda fue notable, y acá en el país fueron apoyados en principio por el nuevo Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC). Se les vio trabajar con Rolando Castellón como curador jefe, activos en talleres, estudios y espacios de conocimiento de los lenguajes de aquella coyuntura para abrirse al siglo XXI.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
La pintura emergente de Bermúdez, la de finales de aquellos años noventa, era una mezcla de fuerte materialidad -sustancia que aportaba el Povera, y la pintura matérica de aquellos momentos que también se debatían entre lo figurativo y lo abstracto. Se le recuerdan aquellas piezas creadas con concreto y pigmentos sobre tela u otras superficies soportantes, ásperas como la vida, inciertas como el destino caminante por la calle, como la misma sociedad donde se enmarcaba un lenguaje a veces crudo, rudo, forcejeando por su validez en esos circuitos y prácticas artísticas de finales de siglo y milenio, pero también en suma poético.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
Pintaba unas mujeres en un sesgo grotesco y tono grisáceo, referenciando quizás a los informalistas y neoexpresionistas como Jean Dubufet, Jean Fautrier, Willem de Kooning, Wols, Hartung, Mathieu, Burri, Grupo Cobra. Se recuerda también en esos años a Tápies, Guinovart, Saura, Millares y Canogar, entre otros cultivadores de ese espíritu de actualidad, en cuyo signo se leían las adversidades y conmoción que hoy provocan angustia y desafecto. Fue una época en que las mujeres mostraron sus dones en el arte, exigiendo igualdad y desmitificando aquellas actitudes falocéntricas, que también imperaban en los círculos del arte y la cultura de cambio de siglo. Fue una época en que el territorio se transformó y hacerse la obra en sí misma, con el Land Art.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
Bermúdez: Torso. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.
La pintura actual de Carlos Bemúdez se construye con signos y masas de color, raspando, cavando, como queriendo sacar a flote la resultante e incidencias del tiempo, que se meten entre las estratificaciones para generar una práctica de palimpsesto, como una “arqueología del absurdo”, tal y como se lee en una tablilla colectada en la sala, como lo es esta realidad hoy teñida de sangre y de guerra por el poder dominador del sin sentido. Carlos pinta, embebe la tela de pigmento, la conduce hacia una manifestación (des)figurativa, cuando a veces apreciamos rostros, torsos, cuerpos como emergiendo del purgatorio que en vez de fuego, brazas y cenizas, es un repello excavado o raspado a los muros duros de la urbe.
Me recuerda, y con esto concluyo a este comentario, que cuando se va a dar otra mano de pintura a una pared, edificio o habitación, para revovar su aspecto y vivificarlo, se raspan las capas anteriores, se lijan y de ahí en adelante todo será creación, trasparencias ufanas de lo que llamamos y tratamos de conducir como manifestación artística de nuestros tiempos.
Bermúdez: Pintura. 2022. Casa González Flores, Heredia. Foto cortesía del artista.