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Como Zulay Soto en la cultura costarricense: “Otra no hallarás”

In memoriam. La Alegría de Recordar. Una muestra de fotocollages de esta artista en la Benenérita Biblioteca Nacional de Costa Rica. Noviembre 2022



Apertura de la muestra de Zulay Soto en la Beneméritas Biblioteca Nacional. Foto cortesía de la artista.



“Tener presente algo en la memoria” Ante todo, intento definir algunos conceptos atinentes al arte de estos tiempos actuales que denominamos contemporáneos, y, a esta exhibición en particular de la artista Zulay Soto Méndez, quien refiere o nos propone con el título de esta muestra una locución latina que significa “en memoria de”, o, “en recuerdo de”. En la definición de diccionario se argumenta que el uso habitual de este vocablo es como título de un acto u obra de arte realizada para recordar y honrar a una persona que, como ella afirma en un artículo de Adriana Núñez, periodista Visión CR:



Collajes In Memoriam de Zulay Soto. Foto cortesía de la artista.


Una exposición en la apreciación del arte de hoy se lee por estratos o capas, e intervienen elementos que en ocasiones se comportan como actores en el escenario, en algunas situaciones poseen la voz actuante, aunque estén en el último tracto existe una resonancia o relación poética que denominamos esencia del arte, y que tiene que ver con un mapa de vectores de sentido que interactúan en ese campo de energías que es una obra visual o gráfica.


En otro estrato, y ya que nos referimos a estratificaciones de lectura de la obra de arte y del presente acercamiento a Zulay Soto, ella utiliza el vocablo “collage” que ya habíamos aprendido desde las primeras vanguardias y, en particular, del Dadaísmo como los collages de Francis Picabia como principal referente. Este es el nombre que recibe una técnica de las artes plásticas bidimensionales que consiste en juntar, adherir o superponer en una sola superficie imágenes, fragmentos y materiales de diferentes tipologías y procedencias de ensamblar, de relacionar, de darle un ímpetu crítico y creativo al gesto lingüístico que lo origina.



Collajes In Memoriam de Zulay Soto. Foto cortesía de la artista.



Práctica artística

Además, esto que expone Zulay, es algo que ella ha hecho durante toda su vida y desde que yo recuerdo conocerla, por lo tanto su existencia es o ha sido un performance de la memoria, y que defino como una acción “gráfica”, en tanto que en cada fotografía acciona una narrativa, transparentan evocaciones de una persona representativa en su ámbito de actuación, que se traslapa con ella, que interacciona con sus historias y enhebra hilos vivenciales, que teje lo que ella encuentra y ama, y, sí es así, podemos denominar a dicha acción como vivir.


Evocar una historia no escrita

Conocí a esta artista en los años setentas del siglo pasado, ya hace más de cincuenta años atrás, cuando ambos coincidíamos asistiendo a un grupo de artistas cartagineses llamado “La Puebla”, encabezado por Fernando Carballo (Premio Magón 2021), al ya desaparecido pintor y docente Jorge Koky Valverde; en ocasiones nos acompañaba don Hugo Díaz (Premio Nacional de Periodismo Joaquín García Monge) y Gonzalo Morales (hijo). La llegada de Zulay a cada reunión grupal era lo que podemos llamar una “acción” en género, y tenerla a ella era un verdadero espectáculo que podríamos caracterizar de vanguardista, en el que se entremezclaban diversidad de elementos de campos muy distintos que anclaban con la vida común, o espacios de las artes actuales, como la música, las artes escénicas danza y teatro, como también las artes visuales que en aquellos momentos llamábamos artes plásticas subvertido por el objeto arte, la instalación y como dije performance.


De esos eventos nunca salíamos iguales, algo diferente se había apostado para cultivar la memoria, y eso era un trance que siempre tenía que ver con el arte, con los recuerdos, con las manifestaciones artísticas que en esos años estaban apenas en pañales, me refiero a los “happenings” y algunas manifestaciones del Arte Conceptual anteriores o propios de los setentas, que en el país y la región se entremezclaron con gestas populares para derrocar dictaduras, usurpadores y filibusteros de nuestra gran bio/cultura que llamamos Mesoamérica.



Collajes In Memoriam de Zulay Soto. Foto cortesía de la artista.



Indagarla a ella y a sí mismos

Como respuestas a algunas de mis preguntas, ella responde: “Yo desde que tengo memoria recuerdo guardar cartas, fotos y recortes de periódicos de las personas que más aprecio, admiro y con las cuales he tenido amistad o encuentro quizás hasta fortuito.

De ahí se desprende el nombre de esta exposición “In Mmemoriam”. Adhiere además, el optimismo de revivir esos momentos que evocan tiempos pasados e importantes en mí. Momentos que trato de fijarlos en el tiempo, para siempre. Tal vez quizás suene a una “rajonada” de mi parte, pero esta exposición representa lo plena que ha sido mi vida con la calidad de personajes que han formado parte de mi existencia”. (Soto, Z. Comunicación personal por Whatsapp, 20 11 22).


Este aspecto de conocer la acción en la vida de una artista como ella, es central a la investigación en arte, me motiva a la autorreferencialidad de mis propios tiempos de estudiante en el Colegio Nocturno de Cartago, cuando mi profesor de matemática don Juan de Dios Trejos nos introdujo, con un refrán al interno de la materia el siguiente enunciado: “Los amigos de mis amigos son mis amigos”, de manera que por trámite de esta artista conocí la pintura de Carlos Moya Barahona, recién fallecido, quien en esos anales del tiempo regresaba de estudiar en la Academia de San Carlos de Madrid, España, e introdujo un arte matérico en el cual era fundamental la experiencia y sacare provecho a los materiales desde sus propios espacios de interpretación y expresión. Conocimos a artistas del escenario como Mariano González, Ana Poltronieri, Margarita Bertheau, Joaquín Gutiérrez, la canción de Chabela Vargas, y tantos otros personajes que nos ayudaron a introducir y al mismo tiempo asimilar el ámbito de la visualidad de una década reñida y paradigmática en el arte local.



Collajes In Memoriam de Zulay Soto. Foto cortesía de la artista.



Los azares de la práctica artística

Estas propuestas actuales nos evocan un ayer quizás glorioso y a exaltar la memoria, de cuando ella ingresó en pleno con su forma de expresión matizada quizás por el Pop Norteamericano de Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Oldemburg. Andy Warhol, entre otros, pero además el rock de los setentas, la sicodelia, los hippies, en los collages de esos años en los cuales hay viva imagen de algo que sucede y se marca para que no se disipe y que no migre de nuestros recuerdos. Reúne fotografías, fragmentos de catálogos, recortes de periódicos en los cuales hay memoria, hay evocación y una pátina de distancia en el tiempo y ausencia, como el buqué de un tinto añejo y seco, en este caso de personajes de la cultura nacional: pintores, dibujantes, grabadores, escritores, poetas, como Max Jiménez, José Luis López Escarré; Memo Jiménez, Luis Carballo, y César Valverde, quienes eran actores del escenario de las artes que nos descubrieron para ingresar y empujarnos a estratos más altos, como el de la década de los noventas que entró de plano un arte de mayor conceptualidad, más político, más de carácter y uso del material y lo natural, que nos recuerda el Povera de finales de los sesenta de Germano Celant, Alberto Burri, Mario Merz, Kounellis, Pistoleto. Era el arte de documentar, de registrar con optimismo los comentarios visuales, sociales, políticos y de los medios en términos de comunicación de masas.



Collajes In Memoriam de Zulay Soto. Foto cortesía de la artista.


A manera de conclusión

Esa era la Zulay Soto que yo conocí y que quiero evocar con esta reseña de su obra actual, en la cual vuelve a esas andanzas de relatora de las acciones gráficas en torno a la vida urbana, de reseñista gráfica al tiempo, al propio trabajo, a su comprensión del mundo. Esto es trascendental de decirlo hoy en esta cultura que, aunque se digna de llamarse culta, tolerante, respetuosa de la diversidad y las minorías, encasilla a las personas y no las dejan ser, contrariando el contenido de aquel himno de nuestro tiempo “Déjalo ser”. No me la pinten de otra manera porque no la hay, tal y como un día dijera el poeta alejandrino Constantino Cavafis respecto a la ciudad: “Otra no hallarás”.



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