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Margarita Valero: Confluencias Simbólicas


Margarita Valero. Confluencias Simbólicas. Estados del gozo. 2020. Cerámica baja temperatura, hilo y madera. 68 x 47 x 34 aprox.


En las muestras Mayinca, convocadas anualmente por el colectivo Museo de P&T, se suele confrontar las visiones y estructuras actuales del arte contemporáneo, con lecturas e reinterpretaciones del arte originario del continente. Por esta razón interesa acercarnos al trabajo de la mexicana Margarita Valero, en tanto comparte su creatividad y experticia con los lenguajes ancestrales, y en particular los petrograbados recuperados del Monumento Nacional Guayabo, en el Valle de Aquiares, Turrialba.


En su obra expuesta en el Museo Calderón Guardia de San José, “Confluencias Simbólicas”, diciembre 2020 – enero aprecio varios signos, técnicos y de contenido, y quisiera que reflexionara acerca de estos: ¿Por qué Confluencia?

La exposición nació de la necesidad de integrar las múltiples inquietudes, enfoques, disciplinas que interesan. Me considero una persona dispersa, me distraigo con mucha facilidad porque muchas cosas me llaman la atención, me motivan. A pesar de haber tratado de “con-centrarme” o sea, de buscar una sola cosa, un solo tema, una sola técnica, me rendí. Mi personalidad, mi temperamento, no logra dedicarse exclusivamente a una disciplina, a un solo tema, por lo que uno de los conceptos que derivaron de la búsqueda de integrar los fragmentos que de algún modo me constituyen, fue el investigar donde coinciden, dónde se tocan y cómo se tocan.


Y al dedicarle esta muestra a la memoria del Monumento Nacional Guayabo, la idea del agua, sus acueductos, la fuerza natural de los ríos que llegan ahí, sugieren las confluencias naturales de sus cauces.



Aguas ancestrales. 2020. Bordado y teñido shibori de tela de algodón, sobre lienzo. 40 x 40 cms



¿Qué o quienes confluyen?

Esta exposición intenta mostrar la manera en que el símbolo arcaico labrado en la piedra, que sobrevivió siglos, pero que no conocemos su significado -y humildemente debemos admitir que jamás lo haremos-, con sus formas sinuosas, con su fuerza estética única, ha pervivido en medio de una naturaleza dominante y hermosa que al mismo tiempo lo cobijó.


Guayabo es un sitio arqueológico para la actualidad, pero fue un centro ceremonial, un lugar de peregrinaje donde confluyeron habitantes del norte y del sur de la América Precolombina, y esto está comprobado por las evidencias de objetos encontrados ahí.


Siendo mexicana que vine a Costa Rica para vivir temporalmente aquí, me considero una peregrina, pero también considero que todos lo somos. Como dicen “somos peregrinos en esta tierra”, solo por un rato, como la vida misma.



Añoranza vegetal. 2019. Monotipia y estampado de block printing sobre textil. 137 x 41 cms

Colección privada.


Entonces lo que uno es mi interés por la memoria ancestral, por aquello que de manera explícita se quedó marcado sobre la piedra, el misterio que esto representa, y como de manera natural, buscamos sentido profundos y rituales en nuestro transitar por la vida, como peregrinos. En mi caso lo simbolizo con lo que llamé la Mujer orante, la silueta de una mujer, que soy yo misma, pero que representa a la humanidad, a todos, que se presenta erguida, de frente, con las palmas abiertas, los pies bien plantados en la tierra y la cabeza dirigida al cielo. Esta postura está representada en el estudio anatómico del cuerpo humano, pero también es el primer paso en las disciplinas marciales como el Tai Chi o el Chi Kung, y también está relacionada con la manera en que se rezaba en la antigüedad en occidente. Los primeros cristianos tenían varias posturas de oración y una era de pie, solo que los brazos después se elevaban al cielo.


O sea, para resumir un poco, lo que confluye en esta muestra es el misterio arcaico (representado por los petroglifos de Guayabo), el peregrinaje simbólico de la humanidad por la vida (representado por la silueta de la mujer orante) y la integración con la naturaleza, al tener en casi todas las obras, hojas o flores, o haber teñido o signado los materiales con vegetación local de Costa Rica, y en casi todas las obras, tener el hilo como personaje que sujeta, une, zurce, remienda, conecta, orienta o contiene las formas.



La artista con la pieza Evocación atávica, 2019. Instalación tridimensional de velos colgantes con grabados en monotipia sobre organza. 250 x 69 x 123 cms.



Respecto a la técnica, se aprecia una importante experticia: dominio del grabado, la cerámica, el batik, el dibujo, el modelado, textiles, entre otros. ¿Qué desea comunicar al espectador, con estas demostraciones de la técnica?

Las técnicas que he estado experimentando desde hace tiempo están relacionadas con los quehaceres que se consideraban propios de las mujeres, como son los textiles y la cerámica, pero además encontré que en el grabado la monotipia, ya fuera un gofrado o un grabado con matrices, era una manera de hacer piezas únicas, irrepetibles, donde el artista no tiene un verdadero control, sino que deja una parte a la casualidad, o al accidente, a la manifestación fortuita.


Por otro lado, el concepto de unión, de hacer confluir, me llevó a investigar y experimentar interpelaciones entre las técnicas, como el bordado sobre papel en lugar de tela, o en la cerámica, y el textil grabado en lugar de papel, o la mezcla de las propias disciplinas. Como mencioné, buscando sus puntos de encuentro donde fluyen y coinciden.


El proceso alquímico por el que pasan técnicamente las obras es una alegoría o metáfora de lo que le sucede también al ser humano en el transcurso de la vida: hidratar, amasar, modelar, secar, pintar, esgrafiar, hornear, volver a pintar, volver a hornear en el caso de la cerámica, y en el caso del textil o del grabado de ecoprinting, sacrificar la planta fresca y viva, hervir la tela y el papel amarrado con óxido de hierro y un mordiente, lavar, secar, coserlos, remendarlos, buscarle un soporte para que aguanten los embates o tomen una estructura después de tan drástico tratamiento.



Concentración. 2020. Monotipia (ecoimpresión) sobre tela y papel fabriano y bordado, sobre lienzo. 60 x 30 cms.



¿Que valor le da a la técnica en las manifestaciones del arte actual?

El mismo concepto de arte viene de la palabra griega techné, sin técnica no hay medio de expresión.


Aún en el arte conceptual, aunque no se busca el resultado como finalidad técnica, es el medio para expresar la idea, y entre más depurada, limpia, -impecable, por decirlo de alguna manera-, se maneje la técnica, la idea se entiende mejor, o tiene más impacto.


En mi caso estoy en una especie de “rescate” en el trabajo que muestro en esta obra, pues para mí tanto el concepto de lo arcaico y ancestral es actualizarle, como las técnicas utilizadas por mujeres durante milenios, sobre todo el bordado, el tejido, la cerámica. Inclusive cómo se siguen transmitiendo éstas técnicas. En mi caso fue mi abuela quien me enseñó a tejer y bordar, como una especie de iniciación, porque mientras tanto platicaba sobre muchas cosas. Eso nos pasa mucho a las mujeres, de manera natural compartimos la vida al estar trabajando juntas.



Evocación atávica. Instalación tridimensional de velos colgantes con grabados en monotipia sobre organza. 250 x 69 x 123 cms



¿No cree que tanta demostración puede diluir la intención de comunicar un mensaje claro y oportuno, de reflexionar el valor del pasado ante el presente, de traer esas capas de la historia antes de la dominación colonial?

No comprendo bien a lo que se refiere con “tanta demostración”. Mi intención visual es la integración, no tanto la demostración, pero quizás la obra se percibe así.


Sin embargo he recibido una retroalimentación interesante que las personas, aún sin recibir una visita guiada, han percibido un poco la sensación de ritualidad y de peregrinaje, o rescate.


¿Usted lo percibe como algo que se diluye? Me gustaría conocer su opinión. (Quizás uso esa palabra dentro de la dinámica de la entrevista. Lo hago en la práctica de conversar con los artistas. Es como ponerle una piedrita en el zapato, y advertir si le incomoda o no).



Evocación atávica. Instalación tridimensional de velos colgantes con grabados en monotipia sobre organza. 250 x 69 x 123 cms




¿Qué le importa más entre técnica y contenido?

Yo creo que el contenido, pues es éste el que busca a la técnica apropiada para manifestarse.


En ocasiones, como sucede a cualquiera en un proceso creativo, uno comienza con una idea que no sabe cómo se va a manifestar, o no logra plasmarlo de la manera que lo imaginó.


Me gustaría compartirle una anécdota que me sucedió de manera sorpresiva durante el proceso de producción de esta muestra: yo había comenzado a crear mis matrices de grabado desde 2018, y otras en 2019, y tenía muy claro que debía producir los grabados para esta muestra a lo largo de los primeros meses de 2020, pero entonces en marzo todo cambió por el confinamiento pandémico. Se cerraron todos los talleres de grabado a donde yo asistía o podía asistir y tuve que re-signarme. Volver a buscar para crear un grabado sin tórculo, con mis matrices, sobre tela y papel, que pudiera llegar a ser grande y que involucrara los conceptos que quería explorar: los petrograbados, la naturaleza, la mujer orante y el hilo.


Y di con las técnica de estampación que se llama “ecoprinting” o ecoimpresión. Y los resultados fueron más allá de lo que yo esperaba.




Floreciendo. 2020. Bordado sobre tela y teñido shibori sobre lienzo. 60 x 60 cms



Respecto al abordaje simbólico, usted aborda en particular los petrograbados del Monumento Arqueológico de Guayabo en Turrialba.

¿Por qué este entorno arqueológico en particular?

¿Que carácter de la investigación la llevó a esta determinación?

¿Quizás porque los encontró en el libro del mismo nombre de las autoras Grace Herrera, Floria Castrillo y la arqueóloga Ana Cecilia Arias Quirós?

Fue a raíz de una serie de eventos que me llevaron a conocerlos:

A unas cuantas semanas de haber llegado a Costa Rica, de donde yo sabía muy poco sobre su cultura precolombina, conocí las esferas del Diquís en el Museo Nacional, y al tener el privilegio de una visita guiada por la historiadora María Elena Masís, me impactó mucho el trabajo en piedra de las piezas en la sala precolombina.


Como el gobierno de México tiene proyectos de cooperación binacional con Costa Rica, y uno de ellos es la restauración de las esferas, cuando vinieron las especialistas mexicanas a una temporada de campo en el sur, mi esposo y yo fuimos invitados a una visita con los arqueólogos del Museo Nacional y las visitantes mexicanas al Monumento Nacional Guayabo.


Ya me habían hablado de este sitio, pero el percibirlo directamente, fue una experiencia que marcó mi estancia en Costa Rica, sin saber porqué.


Como le mencioné, tengo muchas inquietudes, que supongo compartimos, porque yo también he trabajado en el medio de los museos durante muchos años, y raíz que organizamos con la sede de la UNAM unos cursos de actualización para profesionales de museos, un año después de haber ido a Guayabo, la Ministra de Cultura me pide formar parte de la Junta Administrativa del Museo Nacional, lo cual consideré un verdadero honor, y que hice por un par de años con mucho gusto.


La Presidenta de la Junta Administrativa era, y sigue siendo, doña Ana Cecilia Arias Quirós, y en una charla después de una de las juntas le pregunté sobre los petrograbados de Guayabo, sin saber que ella había editado un libro junto con Grace Herrera y Floria Castrillo, y me lo obsequió.


Ese libro me cambió la vida, porque era justamente lo que yo había estado buscando: el rescate de la grafía del símbolo, y con el permiso de Doña Ana Cecilia Arias, comencé a hacer las matrices, siempre respetando la forma y por eso produje algunas piezas que tienen hasta el tamaño que registraron las arqueólogas.


Entonces creo que fue al revés, yo no encontré al libro, encontré a una de sus autoras y el libro me encontró a mí.



Fosilización vegetal. 2020. Monotipia (ecoimpresión), collage y bordado sobre papel fabriano. 100 x 70 cms Colección Museo Rafael Ángel Calderón Guardia, Costa Rica



¿De donde proviene su interés por la cultura ancestral?

Yo nací y crecí en un país signado por la cultura ancestral, y que sobrevive hasta nuestros días, alterada por los tiempos y las interpretaciones, pero que tiene vida todavía.


Además soy contemporánea al Museo Nacional de Antropología, y vivía muy cerca. A mi padre le encantaba visitar museos, tener libros de arte y conocer y estudiar muchas culturas, pero además en México crecemos con esculturas monumentales o símbolos precolombinos en todas partes: los billetes y monedas, los símbolos patrios, las tradiciones y fiestas populares, los refranes, la comida, entre otros.


Yo creo que también influyó mucho mi relación con mi abuela materna, quien era mestiza, muy tradicionalmente mexicana, llena de historias y conceptos que me compartió, mientras tejía sin parar. Me heredó muchas cosas, y sigue siendo muy importante para mí.




Huellas del reino vegetal I. 2020. Monotipia (ecoimpresión), tela y bordado sobre papel fabriano. 100 x 70 cms.



¿Ha sido tratado anteriormente por usted en otras exposiciones, en otros países, en su propia y gran cultura de México?

Si lo he hecho, hace muchos años integré en varias obras algunos glifos mexicas en unas pinturas, o por ejemplo la procesión de los músicos de la cultura maya en un encargo de artes aplicadas a un mueble que era muy contemporáneo.


Debo comentar que para mí el símbolo es muy importante. He realizado estudios profesionales de arte, pero también estudié una licenciatura en teología y me interesa el pensamiento de los místicos, sobre todo los cristianos, orientales y judíos.


Yo viví y estudié unos años en Israel y he estado muy cercana a la comunidad judía desde niña, por lo que su simbolismo también me interesa, sobre todo con el alfabeto y su significado profundo. Ese es un tema inagotable que me interesa seguir estudiando y plasmando en mi obra.


¿Es su modo de acercarse a la cultura de un país en particular? ¿Por qué Costa Rica?

Como le mencioné, me considero una peregrina, y llegué a Costa Rica con mi familia por el trabajo de mi esposo, pero fue algo que se decidió de un momento a otro, porque estaban las opciones de ir a Belice, Nicaragua o Costa Rica, y siempre había querido conocer Costa Rica.

Mi único contacto con este país había sido porque impartí un curso en línea con el ILAM hace más de 12 años.



Mensajero de esperanza. 2020. Cerámica (engobe esgrafiado, baja temperatura), hilo, nido natural. Dimensiones variables


¿Cuál carácter de investigación cultural le interesa, la recuperación y validación de lo originario? ¿Qué estrategias propone?

Me gusta partir de la integración emocional con la intelectualidad. Yo parto más bien de un auto-análisis que aprendí cuando estudié arte terapia: qué siento, percibo y pienso, qué creo que necesito abordar y con qué material. Por eso no siempre puedo trabajar con el mismo material o técnica.


Yo llegué al textil por mi propio rescate emocional, requería trabajar con materiales suaves, necesitaba un cobijo de algún tipo y por eso rescaté lo que me enseñó mi abuela, con telas que me fueran afines.


Por eso creo que una persona debe conocerse, y el arte es una buena manera para hacerlo.


Ahora bien, el rescate lo considero como algo natural, es algo que antes de pasar por la cabeza, pasa por los ojos, por la estética, por los sentidos. A una le llama la atención, son formas atractivas o no. Nos hablan o no, eso es todo.


Para mí los símbolos comunican a diversas personas de maneras distintas, por lo que creo que no es igual para todos. En mi caso yo solo sigo los instintos, como por ejemplo ver la belleza de la forma de los petrograbados, que sin poder saber qué significan, estéticamente me atraen y me conmueven a tocarlos, tejerlos, bordarlos, grabarlos.


Entonces el proceso es primero la conexión con el símbolo y luego la investigación y la contextualización.



Mujer natural. 2018. Monotipia sobre textil. 428x 48cms.


En cuanto a contenidos, los abordajes se mantienen constantes, el uso del signo gráfico derivado del petroglifo, en estructuras de repetición, relieves, texturas, con soportes de tela, papel, transparencias, tejidos o bordados, pero hay una presencia muy fuerte de una silueta femenina, con las manos en posición de oración, de rezar jaculatorias. ¿Quién es o a quién representa esa figura? ¿A usted misma, utiliza el recurso plástico visual autorreferencial como una manera de oración?


Como lo mencioné anteriormente, la mujer orante es una silueta que representa el peregrinaje de la humanidad. Y si, es mi silueta tomada de una fotografía que me hizo una amiga después de hacer una meditación en un grupo de mujeres donde contacté que para mí era muy difícil aceptar mi propio cuerpo porque, como muchas mujeres, por no decir la mayoría, estamos culturalmente muy presionadas a cumplir con ciertos cánones de belleza que no necesariamente son compatibles con nuestra forma natural. Bueno, los hombres también sufren eso, quizás de manera más abstracta, con atributos de otro tipo, como el financiero o el emocional. Este tema lo he trabajado casi toda mi vida artística, primero con autorretratos y luego con esta silueta desde hace más de 5 años.


También el arte puede ser un proceso de autoconocimiento y de sanación. Yo me propuse sanar varias heridas por medio de la producción de piezas que fueran significativas y rituales. Yo creo que todos podemos hacer eso, ritualizar la vida, darle un sentido más profundo, empezar por agradecer lo que tenemos, dejar de perseguir lo que no somos o lo que no tenemos, vivir de manera más auténtica, más sencilla, sin taparnos o pretender ser quien no somos. Esta silueta muestra mis dimensiones tal cual soy, tomadas de la fotografía, que como los petrograbados, no alteren la forma, sino más bien la respeten, la conozcan y la aprendan a amar. Pero es un proceso.


Y bueno, sí, para mí esto es una oración, debo decir que aprendí que crear sí es una plegaria activa, un pedimento, sobretodo porque la mayoría de las piezas las realicé durante esta pandemia, con las limitaciones técnicas y materiales, pero con mucha entrega. Para mí, esta etapa ha sido una gran oportunidad de enfrentarnos a nosotros mismos, pero no de manera confrontativa sino como solo pararnos frente a un espejo y observarnos, preguntarnos, respetuosamente, las preguntas más importantes.


Me gusta mucho el simbolismo del peregrinaje, porque como dice la etimología de la palabra, el peregrino es el que busca, el que está cuestionando (en inglés le dicen “quest” a la zaga donde los héroes salen a buscar a respuesta o la solución a un problema, de ahí la palabra “question”, pregunta).



Reunión. 2020. Cerámica (engobe esgrafiado, baja temperatura) bordada. 15 x 12 cms


¿Cuál es su explicación a la silueta en el nido? ¿Qué simbolismos desea abordar?

El nido es un nido natural que cayó este año en el jardín de la casa, y lo rescaté, pero entonces empezaron a llegar muchos colibríes durante la época de floración, y sabiendo que en México este se considera un mensajero y que representa la alegría, y en Costa Rica precolombina es símbolo del chamán, lo hice al tamaño del nido, con cerámica y engobes esgrafiados, pensando en la época tan dura que nos ha tocado vivir con esta pandemia.


Siendo el colibrí un mensajero chamánico, espiritual, entonces podría traer un mensaje de alegría y esperanza a la humanidad, por eso está la silueta de la mujer orante como si fuera nutrida por el colibrí, con gotas de esperanza para una nueva vida, para crecer en estos momentos tan duros.


¿A qué se debe esa superposición de culturas, la devocional, que es una forma de imposición colonial, o la del indígena, que busca redimir sus valores autóctonos y vernáculos, su cosmovisión, danzas, lenguas y tradiciones como una proposición descolonizadora?

Yo creo que es una propuesta integradora. ¿Cómo podemos quitarnos los genes de los indígenas y de los colonizadores? Nuestra lengua materna no es una lengua indígena, y nuestro aspecto físico denota un mestizaje, y yo creo, por lo menos en mi caso, que no se trata de que se imponga una cultura o una forma sobre la otra, o idealizar una sobre la otra. En mi caso soy las dos juntas, y eso se llama sincretismo.


¿Le interesa en particular Mesoamérica, que incluye culturas del Sur de México y el istmo hasta el norte de Costa Rica?

A raíz de vivir estos años en Centroamérica, me doy cuenta de lo poco que conozco de la cultura mesoamericana, y me gustaría seguir profundizando, quisiera conocer más. De hecho, estos años me hicieron sentir como mesoamericana.



Estados del gozo. 2020. Instalación. Foto de Carolina Valencia, cortesía de la artista.



Talvez, para cerrar con esta intensa entrevista a Margarita Valero, quisiera preguntarle: ¿Sabía usted que en el siglo IX y X, desde el centro de México, y en particular los náhuatl, migraron al sur, buscando la costa del Pacifico centroamericano, para establecerse en el Guanacaste, frontera sur mesoamericana? ¿Qué reflexión le deriva la historia?

Sí sabia, sobretodo porque Guanacaste es un nombre náhuatl y sé que comen distinto, comen mucho más maíz como en México, y luego leí un artículo de un investigador del Museo Nacional que se refería a que hubo pobladores de Chiapas que llegaron ahí, y yo tengo un vínculo familiar y emocional con Chiapas, me emocionó saber que existe esa mezcla de pueblos desde hace siglos.


Por eso siento a Guayabo como el centro, como el ombligo de América, que une el norte y el sur del Camino Rojo de las tradiciones americanas.


Creditos de fotos Margarita Valero, Fabián Yuan, Carolina Valencia.


Comentarios

El poeta costarricense Fabio Robles Martinez, nos comparte uno de sus comentarios a las exposiciones, en este caso la de Margarita Valero, que publicamos a continuación:

Mediante una entrevista cualitativa el maestro Luis Fernando Quirós, tiene una conversación muy fluida con Margarita Valero, artista plástica mexicana sobre su obra que utiliza diferentes técnicas inspiradas en el sitio arqueológico prehispánico de Guayabo. Existen dos vertientes en sus analíticas respuestas, la primera relacionada con su percepción filosófica de la vida y la segunda sobre interesante propuesta plástica, propiamente dicha. En el primer caso existe una notoria influencia de filosofías orientales en donde el hombre actual (peregrino) en su afán de integración con la naturaleza rescata las señales de culturas antiguas con sabiduría cósmica, como es el caso de los petroglifos de Guayabo, los que contienen un simbolismo ignoto y muy especial. En este acto de contacto silencioso con el entorno, sucede internamente un proceso de sanación, un autoanálisis donde la intelectualidad y los instintos se mezclan, apareciendo en su obra la mujer orante que representa propiamente a la artista, mostrando una actitud contemplativa, cargada de misticismo con los brazos abiertos hacia el cosmos en señal de agradecimiento y a la vez para recibir la energía del universo. Sobre su propuesta plástica tiene mucha fineza, utiliza técnicas de grabado de monotipia y gofrado sobre textiles donde se muestran los glifos finamente detallados en tonos que nos hacen recordar lo básico de la tierra y la naturaleza utilizando tintes naturales y técnicas como shibori. Su evocación atávica en velos colgantes con grabados en monotipia sobre organza, son finas muselinas que demuestran su calidad artística y son realmente bellas. Para finalizar sus confluencias utilizando cerámica, hilo y madera y siempre con la mujer orante formando parte del paisaje, son sugestivas y nos envuelve en un verdadero estado de gozo, sobre todo, en esta época de pandemia, cuando tanto necesitamos el estímulo para nuestro espíritu atribulado.

Fabio Robles 15 enero 2021


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