Diseño y pandemia: Observar el entorno nos cambian
- Luis Fermando Quiros
- 22 abr 2021
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr 2021
Por Cristina Gastaldello y Luis Fernando Quirós

El tiempo que estamos viviendo hoy en día, en realidad impacta. Cuando el ser humano es impactado -por una catástrofe terrestre o una crisis de salud mundial como la que ocurre en estos tiempos-, cambia su cultura, sus estructuras de pensamiento, sus modos de actuación y producción: percibir, sentir, educar, diseñar, trabajar, comunicar, también se transforman. La pandemia de la bacteria covid 19, las cuarentenas, las restricciones sanitarias, la vacunación de la población, el debate sobre su efectividad, modifican las conductas humanas y la cultura urbana; el diseño, nuestra profesión, no esta nada exenta ante este fenómeno. Nos enseña a prevenir, a usar símbolos y signos que motivan a las personas a permanecer en sus ámbitos de seguridad, en sus burbujas, pero donde y como nunca, se nos requiere estar (in)formados. La (in)formación es central a este discurso de (trans)formación, conlleva estar en una actitud constante de alerta para aprender de la experiencia, para deducir los cambios adecuados a nuestro sistema perceptivo, cognitivo, y por supuesto cultural.
Al lavarnos frecuentemente las manos, el uso de mascarillas, alcohol gel, el saludo de codo, lo hemos incorporado como una práctica de seguridad en el cotidiano, gracias a los mensajes difundidos en los cuales está siempre un diseñador o un equipo de comunicación detrás, operando para mejorar adecuadamente el discurso visual. Importa afinar dicho lenguaje para hacer efectivos los discursos y crear campañas de divulgación para redes, tv, y medios impresos, considerando no solo la afectación a la salud pública, sino a la economía del país y a la del hogar, así como a los nuevos modelos de educación que se desprenden de esa dinámica de crisis.
La no presencialidad es cada vez parte del protocolo de seguridad, el teletrabajo, la cultura virtual, las muestras, conciertos, teatro danza, hoy casi todo es virtual. Las redes son una herramienta posible que ha evolucionado para cambiarnos y transformar al mundo centrado en otro verbo: compartir. Pero hacerlo de forma virtual, mientras las ciudades a veces se tornan vacías. Y algo muy importante, para empezar de cero, para hacer un borrón y cuenta nueva y abrir las posibilidades a reinventar todo. Esta es la gran fortaleza de este tiempo de (trans)formación.
Cito una frase resiente del Papa Francisco: “Después de una crisis, no se emerge iguales, se sale mejores o peores”.
Hoy importa el diseño de infográficos, campañas divulgativas eficaces, diseño interactivo, videos, carteles, animación digital, todos estos recursos y tácticas visuales requieren del pensamiento de diseño, de planear estrategias para la penetración y asimilación de tales prácticas profesionales en el cotidiano de las personas.
El mundo y su población requiere estar en un permanente estado de alerta, afinar la mirada para saber cómo se resuelven estos abordajes en otros países e incluso culturas distintas, pues, aunque los métodos cambien y sean diferentes en la diversidad geográfica, racial, cultural del mundo, el ser humano, será el mismo, centro del asunto de nuestro trabajo, en cuanto a aspectos fisiológicos y de condición sanitaria: Importa hoy el “Diseño para la Salud”.
Además, es tiempo propicio para la investigación sobre las nuevas necesidades de los usuarios de acuerdo a tales protocolos. Se trata de estudiar e implementar una nueva ergonomía, apta para solventar la calidad de vida delante de las restricciones y conducta de prevención que media en la realidad del cotidiano.
La inteligencia se demuestra con acciones, no con palabras.
Quizás, la manera óptima de investigar es la observación y la pregunta, tal y como hace el niño al adquirir el lenguaje, lo hace de una manera llana y simple sin mayores complejidades metodológicas. La validez deductiva está en la capacidad de ver, preguntar, hacer y actuar. Dicha capacidad deductiva o inductiva del diseñador se pone a prueba, cuando es importante aprender a cada momento, en cada caso. Necesitamos, no solo un individuo creativo, que sepa manifestarse gráficamente, necesitamos un pensador critico, un investigador que intuya hacia dónde van los procesos de sobrevivencia, pero que también aporte, en tanto cada día sobrevivimos a la pamdemia.
En la educación necesitamos escuelas que forjen profesionales capaces de cambiar esas estructuras del pasado, que reinventen, reformulen criterios de uso y factores que influencian la forma de los productos, que mejoren su resistencia y vida y no lleguen a ser basura luego de su uso, la economía de los materiales es muy importante, y que no sean agentes agresores del ambiente.
Hoy se requiere aprender a VER, en la medida de las nuevas exigencias, no diría aprender a sentir, pues el tacto hoy es eclipsado por el problema de aislar la bacteria que nos tiene al pie de lucha. Hoy, en estas cuarentenas, los sistemas táctiles quedaron obsoletos, o habrá que reinventarlos. Se hace real aquella predicción de Bruno Munari con la cual finaliza su libro Como nacen los objetos, 1983, de que el ser humano del futuro tendrá una cabeza con grandes orejas, grades ojos, una nariz muy pequeña, así como la boca, pues, aquellos sentidos y órganos que no se estimulen se atrofian y empequeñecen, mientras aquellos sobre-utilizados, como ocurre hoy con los ojos y las orejas, se agrandan.
Entonces, y desde el terreno de la educación del diseño, importa considerar la transmisión por redes de los estímulos para que el estudiante, en práctica cotidiana aprenda. Importa observar lo que hace en otras áreas del saber. En arte contemporáneo no interesa la mera contemplación, como en el pasado, hoy, si no hay concepto y reto, el observador migra a otro estrato de esa excavación en las mesetas de la cultura de la tercera década de este siglo y milenio. Hoy somos palimpsestos cavando entre las capas que se transparentan entre sí. Y se debe escarbar para sacar a flote lo verdadero, haciendo a un lado la basura y contenidos vacíos que también abundan.
Importa hablar de mentalidad digital, de considerar una nueva normalidad, la gestión disruptiva son vocablos que hoy remueven la conciencia de las empresas para transformarse al lado de la tecnología. Importa preguntarnos cómo serán esos cambios, de qué manera nos afectan para aprovechar la oportunidad de hacerlo de forma diferente, para no caer en el error de volver a hacer las cosas como se hicieron siempre, pero tampoco de creer inventar el agua tibia.
Siempre que me enfrento a estos retos de externar en lo que creo, requiero pensar, y acudir a personas que tengo cerca o lejos, pero a un click de distancia en la red. Lo hago para compartirles mis preocupaciones y me ayuden a resolver esas disyuntivas del vivir actual. En este caso acudí a Cristina Gastaldello, diseñadora gráfica graduada en el ISIA de Urbino, Italia, entre otras ocupaciones fue diseñadora gráfica de Benetton, en los noventa fue docente de la escuela de Diseño de Raley, Carolina del Norte, Estados Unidos. Ella, desde otra perspectiva, sale a caminar y a mirar las calles, la ciudad, sus vitrinas, mupis, y la gráfica que compara o analiza e intrinca con sus interrogantes y cuestionamientos propios de una persona altamente crítica.
Comenta la diseñadora Cristina Gastaldello:
Cuando tengo que pensar, camino: los pensamientos se mueven conmigo. Y en una pandemia, el movimiento tiene un valor particular: es libertad, es una reacción a las muchas horas que vivimos sentados o en reposo y, en todo caso, encerrados en nuestras casas. Las articulaciones, las manos y las rodillas se ven afectadas. Nuestros cuerpos, nuestras mentes se han adaptado a este nuevo estilo de vida forzado. Inicialmente, la pandemia se experimentó como una enfermedad inesperada, misteriosa, trágica y, en cualquier caso, se experimentó como una tremenda novedad. Ahora, sin embargo, esta pandemia siempre está presente en nuestra vida diaria y hemos desarrollado la conciencia de que tendremos que aprender a vivir con este estado pandémico. En este sentido, el término pospandemia nos deja muy perplejos, tanto como temerosos al pronunciarlo dadas las numerosas oleadas de recaídas que están marcando nuestra vida diaria. Es decir, este trágico cambio se está convirtiendo en normalidad y creo que debemos reflexionar sobre esta normalidad.
¿Cuál es nuestra normalidad y a qué normalidad aspiramos? Ahora mismo queremos una vida más social con sonrisas y abrazos, un trabajo para los que lo han perdido, un sistema de salud territorial y democrático, una política participativa y compartida. En otras palabras, debemos comenzar a planificar nuevamente, traduciendo necesidades y sueños en proyectos reales de implementar.
Pero volvamos a los diseñandores gráficos y a caminar. Hoy hice un agradable paseo hacia el mar. Por lo general, cuando camino me gusta detenerme y mirar los carteles colgados a lo largo de la carretera, leo la información y los juzgo gráficamente: una foto bonita, un diseño experimental, un titular divertido, una imagen vulgar. En fin, tuve un diálogo con ellos, o más bien estuve hablándoles porque desaparecieron bajo la pandemia. Después de todo, los carteles son una línea de tiempo de nuestro presente: comunican mensajes y temas relacionados con el tiempo, las estaciones, las reseñas de teatro, las exposiciones. Me doy cuenta de que, desde hace más de un año, no ha habido eventos, ni cine, ni conciertos, ni debates, ni exposiciones. Sin embargo.
Solo veo restos de carteles de hace un año, que han resistido los elementos del tiempo. Parece que el reloj se ha detenido y pienso en el cuento "La bella durmiente del bosque". Es como si estuviéramos a punto de despertar después de un largo sueño. Estamos preparados ¿Qué sentido puede tener este sueño / pausa? ¿Nos despertamos diferentes? ¿Podemos reflexionar sobre lo que nos ha pasado?
Muchas formas de arte, incluido en parte el diseño gráfico, también se han congelado en algunos aspectos. Pudimos estudiar, profundizar, trabajar, compartir muchos pensamientos y experiencias, pero solo en modo digital. Debemos estar agradecidos a la web y a todas las plataformas digitales que nos han permitido continuar con nuestras experiencias de investigación artística, pero el sufrimiento de la pandemia es fuerte.
Para el mundo de los diseñadores gráficos, hay muchos reflejos.
1
El primer pensamiento está ligado a esta expectativa del renacimiento del diseño post-Covid, que el arte buscará: una actitud innata, resumida en un pensamiento de Ettore Sottsass, que adjunto aquí:
“Cuando cae un régimen autoritario o finaliza una guerra, hay siempre una grande esperanza existencial. En el corazón del design esta siempre el estado de ánimo general. Es una sociedad entera la que quiere algo nuevo”.
2
La forma en que trabajamos, principalmente desde casa, ha cambiado nuestra vida. Por un lado, hemos ganado en tiempo, evitando desplazamientos, por otro, aislamiento a largo plazo; como dice la propia palabra, crea aislamiento. Las plataformas son útiles y únicas, pero a menudo carecen de un verdadero contacto humano compuesto por detalles, bromas y miradas. Para muchos, sin embargo, no es fácil crear un espacio adecuado dentro del hogar, debido a los espacios y las relaciones familiares o incluso a una conexión débil. Y, además, a muchas empresas les resultará más conveniente mantener el "trabajo a distancia" posteriormente, con todo lo positivo y negativo que ello conlleva.
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Después de todo, el pensamiento creativo se nutre y anima de las conexiones humanas, las relaciones con el entorno, con el espacio que también es una experiencia. La sociabilidad es esencial. Pero no es solo la inspiración la que tiene que adaptarse, quizás utilizando plataformas, sino que para muchos también es la falta de trabajo y efectivo, acompañada de la fuerte crisis financiera que pesa sobre ellos. En definitiva, un gran desafío. Incluso los costos resultantes de un enfoque basado en tecnologías refinadas y realidades virtuales de amplio espectro, pueden no ser sostenibles para estudios de diseño pequeños sin grandes presupuestos o cobertura financiera. Después de todo, el mundo del diseño gráfico depende de categorías como cultura, viajes, restaurantes, hoteles, todas áreas fuertemente afectadas por la pandemia. Hablamos de resiliencia, o la capacidad de superar las dificultades de los golpes sin "quebrar". Y como diseñador gráfico, esta resiliencia debe estar alimentada por un pensamiento con una imagen positiva que prefigura un mundo que, quizás vacunado, puede salir del riesgo de una pandemia. Sí, debemos alimentarnos de una imagen resiliente.
Todavía tenemos tiempos difíciles por delante, pero el curso de la pandemia, como siempre, termina. Será un mundo diferente, un desafío también para los diseñadores, y tal vez resulte mejor.
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Creo que el desafío puede ser el visionario de imaginar, escuchar para descubrir cosas nuevas, impulsar cambios positivos dentro y fuera de nosotros. También apoyando a la comunidad y a aquellos que son menos fuertes y están equipados para seguir adelante.
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Espero que esta simple reflexión te sea útil de alguna manera.
Con un hola te abrazo fuerte, somos fuertes, debemos serlo, Cristina.
Para Rina Rodas, exdecana de la Facultad de Diseño de UPOLI, es fundamental que las escuelas de diseño enseñen no solo el proceso de observación para deducir, sino tambien la observación como un proceso de razonamiento inductivo, mucho más ahora que debemos ser más reflexivos y críticos.
Estoy convencida -recalca Rina-, que para promover cambios de conductas debemos ser muy observadores, tener in(formación) verdadera y estar en contacto con expertos, para poder hacer cambios que realmente nos ayuden a salir de este tiempo de letargo generado por la pandemia.
Y, respecto a tu recomendación de salir a observar los carteles, analizarlos y aprender de lo que ya se hizo, es una recomendación muy importante y debe hacerse. En mis cortos viajes por Managua (a veces de mi casa a la casa de mi hija), he observado que los grandes rotulos comerciales están vacíos, sin información, pero la ciudad está también respirando y eso es bueno, pues el ruido que produce el excesivo uso de mensajes, produce una carga excesiva de informacion para los conductores de vehículos y los transeúntes. Aunque las agencias de publicidad estén teniendo menos ingresos por la renta de esos espacios.
Conclusión
Pues salgamos de aquí, y vamos a caminar, a mirar nuestra ciudad, sus calles, muros, grafiti, vitrinas, marcas, a fiches, vallas de carretera, la ropa de la gente, la publicidad pegada en autobuses, las miradas de las personas que topamos… Importa adiestrar la capacidad de ver, de utilizar nuestros criterios o pensamiento crítico para sacar provecho de lo visto. Para sentir ese fogonazo del otro. Adiestrémonos a pensar, a cultivar una opinión y a sacar conclusiones de lo observado y aprendido.
Este ya es un mundo nuevo, una nueva época, son otros los paradigmas y requiere talento para interpretar a la luz de las necesidades propias y las de nuestro pueblo, en tanto debemos caminar juntos pues nos necesitamos.
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