Elia Arce en Cero UNO: “Visita guiada”Performance, 2022
A veces, la mejor manera de comprender los fenómenos recurrentes en el sistema social, que nos implican a todas y todos por igual, nos es útil la comparación con otro sistema, como es el biológico. Cada día los artistas nos acercamos más a estos abordajes verdes en tanto la naturaleza posee, para explicar el sentido y contenidos de la vida, un impresionante isomorfismo que, aporta abundantes evidencias o metodologías para constatarlo, comprenderlo y asimilarlo. El arte es la mayor herramienta para investigar y recurrir a símiles que nos empoderan y motivan a manejarlo o a decirlo en nuestro lenguaje, con nuestras propias palabras e intrínsecas visiones o metáforas en el plano simbólico y asistidos por la ciencia.
Premisa
Ciencia, biología, botánica, zoología, la biónica cuando recurren a la técnica, tecnología, con el arte, son hoy en día un binomio indivisible. Resulta además oportuno saber tocar dos o tres claves sensoperceptivas de nuestro aparato emocional, de la inteligencia intrapersonal que activan las sinestesias, para que la comprensión fluya sin restarle un ápice a la poética, y sobre todo, cuando ponemos en juego a la naturaleza, que nos lo explique con sus tantos atributos. Incluso, impele a entrar en nuevos campos como la neurobiología, la psicología y el aprendizaje que focaliza espacios o enclaves de rica intertextualidad.
“Algunos de nosotros estamos naturalmente más en armonía con los estilos simbólicos especiales de la mente emocional: metáforas y símiles, junto con la poesía, las canciones y las fábulas que están representadas en el lenguaje del corazón” (Goleman D. La Inteligencia emocional. 1995. P76).
Extraña, después de leer esta cita que un neurocientífico como Goleman nos hable del “corazón”, identificado como el órgano de los sentimientos y no de la razón. Pero esta es la paradoja del paradigma de la actualidad.
Elia Arce en Cero UNO: “Visita guiada”Performance, 2022. Semillas de almendro de playa.
El enigma de una Visita Guiada
En la situación de el performance de Elia Arce en CERO UNO, el sábado 26 de noviembre 2022, fue suficiente entrar en la sala de ese espacio para la experimentación en arte contemporáneo, para percatarnos de que algo distinto estaba ocurriendo o fraguaba ahí, que el discurso ya era otro, o estaba creciendo un poderoso abordaje de carácter verde o ambiental, que suscitaba ligámenes con nuestra emocionalidad en torno al planeta y que refiere a la naturaleza como madre de todo el sistema.
Fue suficiente caminar entre aquel jardín instalado en esta céntrica sala capitalina, con diversas plantas que motivaban a hacernos sentir en el trópico húmedo: palmeras, platanillas, bijaguas, loterías, cuadros de zacate colocados en el piso alfombraban una metáfora del espacio de lo real, y, sobretodo, en uno de ellos habían instalados frutos con semillas de almendro de playa (Terminalia capatta).
Elia Arce en Cero UNO: “Visita guiada”Performance, 2022
Trama y poética
Los signos presentes en esta acción para ayudarnos a la comprensión o lectura crítica, eran únicos pero en contradicción múltiples, y quienes como yo que trabajamos a diario interpretando esta poética, y saber que ahí mismo estaba presente el pensamiento de Elia Arce, enamorada del Caribe, quien habita en la zona del Caribe Sur, desarrollando investigaciones y proyectos para la reforestación y el repoblamiento de algunas especies del lugar, y que esa instalación influyó al esclarecer el significado de esa incógnita: la visita guiada no era a una exposición, sino una acción que tiene que ver con la profusa naturaleza de Cicles, Puerto Viejo y Manzanillo, que en sí mismo es un jardín. De inmediato me pregunté: ¿Qué criaturas del mundo animal se alimentan de estos frutos y semillas? La entrada en el juego de la voz de Elia, despejó la ecuación basada en aquél extraordinario binomio cultura/naturaleza tan presente en el arte contemporáneo.
Entrados en la acción
Elia Arce, la artista costarricense del performance, guiándonos a reconocer los signos en el ambiente del jardín instalado propio en el corazón de San José, y en un segundo piso del edificio esquinero, con una visual espléndida hacia la avenida uno y calle 0; comenzó a arrojar datos acerca de la preocupación latente por la reducción de la lapa verde en el Caribe, las “cotorras”. Es decir, que el problema de la reducción está en la desforestación de los árboles que le ofrecen nutrición a esa especie, de ahí los frutos y semillas con las que se alimentan, y que en el performance estaban dispuestas como en un gran azafate verde, o sea de zacate. Ese era in signo muy potente que atrajo por completo mi interés en la lectura del evento artístico, más las palabras y algunos sonidos que resonaban en el área del evento.
Vuelvo a explicar que la experiencia autorreferencial es fundamental para esclarecer una deriva, seguir su curso incierto como el del ciclón. Cuando viví en la bajura guanacasteca, escuchaba hablar a algunos conocedores de la naturaleza, quienes unferían que sí buscamos aumentar la población de la lapa roja, o la verde, o del águila arpía en aquel caso, tan singulares en estos territorios, eran importante sembrar muchos árboles, y entre otros mentalizaban la ceiba (Ceiba pentandra), el mayo o mayu (Sophora macrocarpa), el gallinazo ( Schizolobium parahyba ), y el ya citado almendro de playa. Agrego además el enorme y fuerte almendro de montaña ( Dipteryx panamensis ), una de las maderas más robustas y cuyos frutos alimentan a otras especies como el congo, la ardilla y la iguana.
Elia Arce en Cero UNO: “Visita guiada”Performance, 2022
La Visita Guiada de Elia Arce
Y el otro signo fuerte que encendía la atención en la pieza instalada en la sala, era el signo ausente de la persona que escuchábamos orientarnos explicando lo que hallaríamos en el jardín, estimulando la lectura de sinestesias, fenómeno perceptivo que ocurre cuando un sentido estimula a otro, y sobre manera la parte cognitiva que asimila el contexto y el sentido de la acción que define el estado de la cuestión y del sitio: La artista estaba presente, pero quienes caminábamos al interno de la instalación del jardín, no la podíamos ver, era un signo de lo ausente, que posee una capacidad profunda del pensamiento en el arte de nuestros tiempos.
Elia Arce en Cero UNO: “Visita guiada”Performance, 2022
Otros parangones
Quizás sin tener que escalar a otras zonas de mayor complejidad de la teoría del arte, esto me motivó a recordar a uno de los primeros conceptualistas a mediados del siglo XX, y al performance como género, en este caso hablo de John Cage, el concertista y compositor que en una oportunidad cuando informó que se presentaría en una sala de conciertos en Venecia, a la hora del concierto y después de los aplausos se sentó frente al piano de cola, acomodó el sillón de pianista por largo rato, la gente empezaba a incomodarse instigando a que tocara, pero no ocurría nada, la audiencia empezó a impacientarse, y en el momento de emitir una señal, abrieron las puertas y ventanas de la sala, por esta razón lo que escucharon fueron los murmullos del entorno, de la góndolas y los remeros mesándose en las aguas de los canales. Ese era el concierto que Cage deseaba hacer sentir al público: la sonoridad de la ciudad, que daba paso a su propio silencio, la música ausente, para dar paso y aunque pareciera contradictorio, al sonido natural del silencio. Esto lo tuve presente al deambular por el jardín de Elia, y aunque ella no estuviera presente, pero la personificaba la memoria que tenemos de ella y sus performances simbolizada en su voz, pero el silencio era otro, el de la urbe desgañitada por las pitoretas de los autos y los reclamos publicitarios.
Encontré una pequeña nota en una página del sitio ABC, en internet que informa: “El Hombre que compuso el silencio: En 1952, este instrumentista estadounidense compuso: “4´33” (Cuatro minutos y treinta y tres segundos, el estimado de tiempo para ejecutarla), una obra musical basada en no tocar una sola nota, que interpretó en famosos festivales de todo el mundo. Para algunos sólo fue una mala broma. Para otros una obra de arte del Siglo XX”- ( https://www.abc.es/historia/abci-john-cage-pieza-silenciosa-201202080000_noticia.html )
Paradojas de estos tiempos
Explican, y con esto concluyo, las paradojas o contradicciones que pueden definir la investigación de un determinado paradigma, problemática o propuesta para una zona en particular, como en este caso la del Caribe Sur costarricense, y la necesidad de detener la desaparición de la lapa verde, y percatarse que el factor de influencia era la deforestación de ciertas especies de árboles, y que, si fueran reforestados, motivaría el aumento de la especie en peligro. Simple razonamiento: si no hay alimento, las aves migran, o desaparecen.
Este sería el colofón del performance “Visita Guiada” en Cero Uno, que no nos permitió observar a Elia, la autora: Ni ella podía ver al público, pero estábamos conectados por la poética relacional, como lo define el poeta y filósofo de la isla caribeña de Martinica Edoard Glissant, cuando desde los abismos que surcan las profundidades del ser, fluye la luz, brota la esencia del arte que nos atañe, transparenta y transforma.
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