Una exposición para repensar el planeta”, curada por Blanca de la Torre para el Centro Cultural de España El Farolito 2022. Marzo de 2022.
Intervención a la fachada del Centro Cultural de España en San José, para esta muestra de 2022. Foto cortesía del CCEsp.
El verdadero poder lo tiene el planeta (Primera Parte)
En estos dos últimos años de tan dura etapa vivenciada por la humanidad, se aprecia una desestabilización muy sensible que transforma la cultura, la ecología, la economía: Una fue la pandemia de la covid19 que se resiste a desaparecer, provocando la afectación en los sistemas culturales, económicos y modelos de vida en todo el mundo. Un amigo mío, un poco paranoico, dice que fue planeada para eliminar una buena parte de los habitantes en un planeta sobrepoblado.
La otra es la actual guerra por la invasión rusa a Ucrania, que, aunque las bombas caen a más de diez mil kilómetros de distancia al otro lado del orbe, no nos da un respiro real. Pues, lo que afecta al planeta también lo hace con el arte, y por ende a la cultura, aún no nos reponemos del cierre de museos, galerías y espacios culturales, baja en la circulación e invisibilidad de los productos artísticos, son una realidad muy sensible, aunque la apertura de espacios como éste -del Centro Cultural de España en San José-, revierte la tendencia y ofrece una esperanza con esta muestra de “arte en la emergencia”, con todo lo que significa en las actuales posturas teóricas y de la praxis artísticas sanas para repensar la gran casa del planeta. Pero recordemos que el poder lo tiene el planeta.
De todos es conocido la afectación a la cultura y por ende a la humanidad. Hoy, al apreciar esos escenarios de destrucción en Ucrania, me pregunto cómo afectarán a la Tierra, y vislumbro la contaminación. ¿Qué estará ocurriendo, con ese hollín benzínico cargado de plomo para movilizar tanta maquinaria bélica? ¿Cómo entender los horrendos daños que causan en las ciudades, al paisaje? y para peor se habla de armas químicas, biológicas nucleares, termobáricas, de vacío o de racimo, y me pregunto ¿que pasará con los mantos acuíferos, u otros insumos con que la Madre Natura nos da de comer? Las preguntas son demasiadas, y desaniman, las respuestas pocas y a veces incomprensibles. Al caminar por las salas expositivas, advertía esta oleada de cuestionamientos, que punzan a la conciencia, y esperaban aflorar las tácticas con que el arte se propone recuperar, repensar, reinventar la adversidad.
Una de las instalaciones de Fabular un Mundo Diferente. Foto cortesía del CCEsp.
En cuanto a las temáticas, técnicas y procesos en el arte actual que también están cambiando, hoy no interesa la simple representación o contemplación de lo natural, hoy, lo que interesa es reelaborar los discursos sirviéndonos de los mismos elementos del planeta: la tierra, el agua, el fuego, el aire, para trabajar en el fondo de todo sirviéndonos del verdadero poder, el que posee el planeta.
Aunque la contemplación a la naturaleza fortalece el carácter holístico que ayuda a la armonía vital, es importante que el proceso conduzca a una mejora en los productos, pero, digo, todo esto no es cosa sólo de corazón, sino del cerebro, de pensamiento crítico y estrategias de emergencia, aunque suene a contradicción, pienso que aún persiste algo de emocional. Y creo que ahí se haya la clave de esta muestra “Fabular un mundo Diferente. Una exposición para repensar el planeta”, curada por la destacada intelectual española Blanca de la Torre.
La muestra nos sume en una importante reflexión acerca de lo que hacemos en la contemporaneidad al planeta, después nos asustamos con tantos terremotos, deslaves, huracanes, maremotos, inundaciones, desertificación, carencias, hambrunas y desastres naturales apocalípticos, como las siete plagas que azotaron al Egipto bíblico y las armas de doble filo.
Por fortuna los artistas y curadores, sobre manera hoy en día, conocen y despliegan tácticas de recuperación, y el arte, más que nunca se pone del lado de las ciencias, y aplica una serie de productos de la industria de la paz, para resolver qué hacer con lo destrozado y aniquilado. La misma naturaleza nos pone en un estado de Insight, y desde ya buscamos la armonía del planeta con medios de recuperación sanas y no bélicas. Hace unos días le cursé una entrevista a la artista nacional Lucía Madriz, quien vive en Alemania, y cuya obra motiva a esa conciencia de conservación y prácticas de soberanía alimentaria, no extractivas, y a tener conciencia acerca de ese “poder” del planeta, que por lo general no vemos y pasamos por alto. Ella, Lucía, encabeza un colectivo que el pasado 19 de marzo 2022 inauguró el espacio “Cero Uno”, en el propio corazón de nuestra capital San José de Costa Rica.
Para Lucía el tiempo es precioso, como lo son sus pensamientos y reflexiones tan de carácter de “emergencia cultural” y de la “contracultura”, pues, parece que a la oficialidad solo le cultivan las apariencias. Ella dijo en la entrevista publicada en esta revista La Fatalísima, on line o un No Lugar del arte contemporáneo:
“De repente quedó claro que no existe ninguna estructura estatal ni voluntad política que sostenga – ni antes, ni después de la pandemia- la cultura ni a la comunidad artística. A raíz de esta falta de respuesta tuvimos que volver la mirada hacia nosotres mismes y revisar las formas en que habíamos estado funcionado hasta ese momento. Producto de ello fueron innumerables conversaciones en zoom a nivel nacional, regional, continental e internacional. Conversamos muchísimo. En estas reuniones los temas giraron en torno a la exclusión social, política y sexual; a la colonización, el racismo y la crisis climática y cómo estos factores aumentan la probabilidad de infectarse con Covid-19; la necesidad de crear y establecer nuevas formas de hacer que sean más horizontales, justas e inclusivas; que también nos procuren salud a nivel mental, corporal y ambiental. Hablamos mucho sobre la precariedad de la profesión a pesar de que en general contamos con buena educación (estudios universitarios) y/o experiencia, y tenemos años de estar sosteniendo la producción artística sin remuneración alguna”.
(Lucía Madriz. Arte para la emergencia. La Fatalísima. 20 de marzo 2022)
Respecto a las estrategias ante los peligros existentes hoy más que nunca, las tendencias del arte iluminan ciertas zonas y procesos emergentes. Por otro, considero, importan como insumos al disponerse a ver la muestra actual en El Farolito, que posee una pócima atinente para comprender estos fenómenos de suma cuantía. Lucía agregó:
“Desde hace rato que el planeta está en el Antropoceno[1] y la crisis climática es este dinosaurio gigante que nos cuesta aceptar. Ella está marcando nuestras realidades y al arte. Y lo podemos ver en la exposición más importante de arte contemporáneo que existe: Documenta. Por supuesto que en ediciones anteriores ha habido obras de artistas que tratan temáticas ambientales y exponen los muchos y diversos peligros de la actividad de extracción y explotación de los recursos naturales y humanos. Pero lo que hace a esta edición especial es que se invitó a el colectivo de artistas de Indonesia Ruangrupa a curar Documenta, y esta no es una decisión tomada a la ligera”.
(Madriz, 2022. Idem).
La artista centroamericana refiere también a prácticas del género y otros abordages teóricos que vienen aplicando desde hace décadas la Bienal de Venecia, y otras experiencias emergentes en varios eventos y convocatorias internacionales.
Por otro lado en la nota de prensa el CCEsp -respecto a la propuesta que comento-, comunica que se trata de una muestra carbono 0, en tanto que aplica cero transportación de los materiales para el montaje, los cuales son locales, como también suma la producción de las obras, motivación que advierte sobre los protocolos para evitar emisiones y fomentar el comercio autóctono local. Todo esto empodera, y madura esta lectura y que ampliaré en un próximo posteo de esta publicación en línea del colectivo contracultural de arte contemporáneo Museo de Pobre y Trabajador, fundado en 2019 interpretando la crisis que ya se leía y veía venir.
Agrega, la curadora de la muestra en El Farolito, que evitan la utilización de materiales contaminantes, optando por los biodegradables, y tolerantes con el propio entorno, como el papel de banano, la madera local, plantas y ramas procedentes del mismo medio local. Como también adopta la reutilización, la recuperación como experiencias de respeto de la cultura y la biótica ancestral y natural. Al caminar por la muestra tuve en mente los grandes humedales centroamericnaos, los caudalosos ríos, lagos, lagunas, las húmedas selvas tropicales, las montañas colmadas de biodiversidad animal y vegetal. Estos estímulos son imprescindibles para sentir y comprender lo que se ve y se pretende comunicar con este proyecto que propicia la Cooperación Española.
Argumenta la curadora en la nota de prensa:
“Dentro de este enfoque de curaduría sostenible, es importante señalar que no se trata de limitar, sino de reorientar con el fin de ofrecer una reflexión sobre los modos posibles a la hora de enfrentarse al momento presente, y proponer una aproximación desde el arte como un modo de posicionarse y proponer un futuro más habitable, justo y sostenible”. (De la Torre. 2022)
Montaje de Fabular un Mundo Diferente. Foto cortesía del CCEsp.
Importa, además, encausar un sistema de ideas coherentes y un planteamiento teórico, alineados con el carácter de proyectos desarrollados por De la Torre, ahondando en la producción de la exposición y potenciando “la búsquedo de otros modos de consumo cultural más éticos”. Subraya que, por ello, se establecieron unos parámetros de sostenibilidad para reducir al máximo la huella ecológica que pudiera provocar lo exhibido.
Respecto a la estructura que sostiene toda esa armazón conceptual, Blanca de la Torre agrega el esquema:
Archerion – identificar retos desde el análisis histórico, con el fin de visibilizar sus componentes políticos, económicos y coloniales asociados al cambio climático y el deterioro del planeta.
Oikos – analizar las problemáticas medioambientales y revisar el sistema de valores que nos ha llevado a esta gestión del planeta, a la fractura entre Naturaleza y seres humanos.
Sympátheia – promover modos igualitarios de colaboración entre humanos y no humanos, centrando la atención en la coexistencia entre especies.
Novotopias – plantear propuestas, alternativas o posibilidades en la construcción de ese otro mundo diferente.
Montaje de la exposición en el CCEsp. Marzo 2022. Foto cortesía del Centro.
Y, quizás, para concluir con este primer acercamiento a la muestra, diría que me reucerda los emplazamientos al arte actual del francés Pierre Huyghe, con esas marañas perceptuales que nos hacen ver al mundo y lo natural como una enormidad a punto de venírsenos encima, y que me evoca además la percepción que tenían los artistas orientales de la naturaleza: la pintaban ominosa, desafiante, aniquiladora, y al ser humano diminuto ante aquella inmensidad.
Como toda visión de actualidad en las prácticas contemporáneas de producción artítica que articulan nuevos abordajes en emergencia, que debemos observar en línea con la salud del planeta, y la responsabilidad como artistas y sobre manera como ciudadanos suyos, que nos dispondremos a repasar los aportes de cada artista seleccionado, para un nuevo post de esta revista, que nos ayuden a comprender el acercamiento a las obras que componen “Fabular un Mundo Diferente”, y para bajar el impacto de las noticias de la guerra, y lo que ocurre al planeta, que en última instancia, es el que detenta el verdadero poder.
Commentaires