Luis Monge. La casa del tatuador y La casa del arquitecto. Terrario 2022
Al arquitecto don Luis Monge, lo conozco desde hace años desafiando no solo al espacio de lo construido, sino al de gramática de lo construido, que es otra categoría tangible e intangible del espacio y de la estética: el de las formas, las contra-formas, lo vivido o donde habita con gran dignidad el ser humano: la casa, la horma más definitoria porque ahí cuajan nuestras conductas humanas, ahí fuimos procreados, ahí nacimos y definitivamente moriremos, en ese espacio cósmico que configura la cueva existencial, esa a que recurrimos todos al morir pues en su metáfora y simbolismo poético buscamos volver al útero materno donde todo nos fue dado.
Luis Monge ya a ensayado ese abordaje tangible de la materia dura: la madera, el barro, el metal y maneja un símbolo de lo que él cree es la casa; que construye y de-construye, quema, hace arder como las vicisitudes y contingencias de la existencia y se acomodan a una gramática y modularidad porque para él hacer arte, tanto como hacer arquitectura es un juego vital y conducta creativa: de sacarle provecho a la técnica y la materia.
Luis Monge. Ventana con formas simbólicas de la casa.
En esta nueva muestra “Homa”, en Casa de la Ciudad de Cartago, Instituto Tecnológico de Costa Rica, experimenta su lenguaje y lo que le dicta su conducta creativa, pero entra en otra dimensión, que es la que más me interesa como lector y crítico, la de los orígenes del habitar, allá en aquellas remotas épocas pos-glaciación, cuando el individuo se volvió sedentario, lo hizo porque encontró en la agricultura y el pastoreo la forma de subsistencia. Con “La casa del arquitecto” y “La casa de tatuador”, dos terrarios inmersos en lo metafórico, don Luis figura el entorno simbólico de aquellas épocas, cuando para protegerse de los animales que acechaban, y de la furia del mismo hombre primitivo construyó palafitos, casas en zancos elevados del nivel de suelo o del agua, porque escogió terrenos pantanosos para estar aislados de aquella violencia del entorno.
Pero se recuerdan muchas cosas más de esas épocas remotas, como que, al cultivar el suelo, hicieron eras para mejorar la hidratación de la tierra y por ende de los cultivos. Para proteger dichos cultivos idearon cercas, inventando el paralelismo, las formas básicas de la geometría y los paralelogramos, rudimentos del álgebra pues los investigadores han determinado que resolvían ecuaciones de segundo grado. Don Luis expone una ventana de la sala, y la llena de formas tridimensionales de triángulos, cubos, pirámides y otras configuraciones o encadenamientos topológicos en los cuales media ese lenguaje de la matemática.
Luis Monge. Casa de la Ciudad Cartago. 2022
Yo diría que hay muchas otras cosas más que apreciar y que encadenar en este comentario, la suya es una sensibilidad divergente y multiplicadora, es más que eso que los visitantes a la sala encontramos y nos deleitamos con aquellos dibujos, pinturas, fotografías expuestas y curadas por Nelson Díaz coordinador de la sala expositiva, quien descubrió el mismo lenguaje de Luis Monge y lo proyectó al espacio de Casa de la Ciudad.
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