Murales: NO Violencia en contra de la Mujer
- Luis Fermando Quiros
- 26 mar 2021
- 5 Min. de lectura

Mural de D. Cellis y asistentes, en el parque de Paraiso. Marzo 2021
En la historia del arte, y en particular México, el muralismo conlleva una provocación al ciudadano para reflexionar acerca de la coyuntura histórica, creencias, política, educación, diversidad cultural, economía, entre otros abordajes artísticos y comentarios de la vida en sociedad. La herencia de la pintura parietal Maya, y en general el arte vernáculo originario es garante de esa raíz asimilada en la pintura por maestros como José Clemente Orozco, Diego Rivera, y David Alfaro Siqueiros, entre otros; este último pintó con un singular lenguaje evocativo del realismo soviético del siglo pasado, que inspirado en particular en la llamada Revolución de Octubre.
En el país, pintar muros no es una experiencia que demuestre un desarrollo considerable, pero se recuerdan los murales del antiguo aeropuerto Juan Santamaría, pintados en 1951 por Lucio Ranucci; en esas décadas también crearon murales Francisco Amighetti y Magarita Bertheau, conservados, incluido el de Ranucci, en la colección del Museo de Arte Costarricense. Hay algunos murales en azulejo de Felo García, como el existente en la escuela Goicoechea de Paraíso, y los de Otto Apuy en el templo católico de su ciudad natal, Cañas, Guanacaste. Además de los murales de Eduardo Torijano en la sede Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica. El Museo Municipal de Cartago, tiene un mural considerable en tamaño, aunque con problemas de conservación, pintados por la también mexicana Guadalupe Álvarez Rojas, y no escapan de este inventario los de Cesar Valverde en el antiguo Banco Anglo, Contraloría, y algunas Clínicas de la CCSS y el vestíbulo del Museo de Jade, entre otros. Destacan también los muros matéricos creados por Juan Luis Rodríguez, Premio Magón de Cultura 2020, en la Biblioteca Nacional, vestíbulo del INS, entre otros.
Pese a la escasa existencia de esta práctica urbana en Costa Rica, en la ciudad de Paraíso se encuentran actualmente tres: el ya mencionado de Felo García en la esquina de la escuela, otro del LFQ en la sala de sesiones del Concejo Municipal, y el nuevo en mención, quizás pequeño debido al poco presupuesto pero gran mural del maestro David Cellis y sus asistentes, artistas mexicanos que exportan al nuestro ese legado tan representativo de su país.

Mural de D. Cellis y asistentes, en el parque de Paraiso. Marzo 2021
El abordaje
Es un mural que motiva al espectador a reflexionar sobre la violencia que se cierne sobre la mujer, afectando a la célula primordial de la sociedad: la familia. En particular rememora a la joven estudiante Alison Bonilla, vilmente asesinada el año 2020, y cuyo deceso conmovió y aun conmueve la conciencia de los habitantes del país entero.
En la parte dorsal representa al prócer Benito Juárez, con su brazo erguido infundiendo valor al derecho de los pueblos, en tanto en el parque de esta ciudad se encuentra un monumento con el cual el Cantón de Paraíso, rinde homenaje a esta figura central a la historia mexicana y a los derechos humanos universales, así como a representantes de otras dinámicas sociales en un convulso mundo como el actual.
Saltan a la vista huellas de abundantes manos de mujeres que se acercaron a estampar su impronta e identificarse con la primera letra de su nombre, marcando el mural, con un signo de propiedad, al decir: “aquí estoy”, en referencia a los crímenes que sufren. Ellas, al levantar sus manos, lo hacen en señal de alerta: “Ni una sola más”, como aquella campaña de enojo por redes sociales, manifestándose al fragor de los hechos que enturbiaron nuestra historia local y nacional. Paraíso tampoco olvida aquella parejita de jóvenes músicos, Valeria y Sebastián, asesinados, tiempo atrás, por un sicópata local.
También interesa esos textos esgrafiados en la superficie, con mensajes de apoyo y de permanecer alertas, en particular: “El Amor no tiene porque doler”. La obra presenta un dibujo bien resuelto en los escorzos, gestos de rostros y una estructura clásica o piramidal del formato.

La técnica
Se trata del esgrafiado sobre concreto, que elabora el repello dejando un dibujo en capas, incisas con espátulas sobre el mismo muro en fresco, y pintura en los fondos para destacar las figuras. De alguna manera referencia la pintura mural del maestro Siqueiros, consistente con el estilo del trazo y modelado de las figuras. Además, referencia a la impresionante pintura parietal maya, como se dijo, con el uso del carmín o grana, el cual proviene de la cochinilla, un bichito que se reproduce en el nopal, además del azul añil, propio de estas zonas hemisféricas donde se desarrollaron grandes culturas originarias, reseñadas por la narrativa chicana como la gran Aztlán, que distaba desde California hasta el extremo Sur del istmo centroamericano, y cuya capital erigirían sobre una laguna ahí donde el águila subida en un nopal mordía una serpiente.
Qué resaltar del proceso
Algo de lo que rescato fue el proceso, en el cual un buen grupo de artistas locales se involucraron para aprender la técnica, y aun mucho mejor, a una comunidad identificada con el proyecto, que hizo sentir su clamor ante algunas voces que trajeron los vientos desde el salón municipal, ante la incomodidad que advertían algunos políticos por la posición en que se construyó el muro.
Desde mi punto de vista, es importante que en este parque paraiseño tenga una singular sensibilidad para alojar murales, se recuerda que en la década de los setentas cuando fueron repatriados los restos mortales del ilustre Presbítero Florencio del Castillo, diputado costarricense en las Cortes de Cádiz, y obispo de la ciudad de Oaxaca, se erigió un mausoleo en el cual se pintaron varios murales, y que, debido al hurto de los restos mortales del insigne ciudadano nacido en Ujarrás, el mausoleo fue demolido, incluido los murales.

Respecto al mural pintado en estos días por Cellis y su equipo, creo que sería oportuno si tuviéramos un “Parque de Murales”, y que dicha diversidad complemente un discurso muy actual con de la cultura contemporánea que puebla la cultura de nuestra patria. Puede que afecten la visual del parque, pero fluirá un hervor del pueblo necesitado de esas memorias que nos saquen de esta modorra en que hemos caído debido a la pandemia y una realidad económica que está por los suelos.
Ese ostracismo, y con esto concluyo mi comentario, se contraataca con arte, con la expresión y libertad viva de los pueblos, por los cuales lucharon Pablo Presbere durante la dominación española, Florencio del Castillo, defensor de nuestros derechos, la tareña Pancha Carrasco que empuñó el fusil contra el filibustero, el erizo Juan Santamaría, Juanito Mora y tantos otros insignes patriotas cuyas memorias debemos rememorar y sellar en muros, materias y pinceles, en vez de armas de fuego.
Luis Fernando Quirós
Paraíso, marzo 2021
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