Un acre de poesía hacia el planeta y la cultura
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Adriadna Rojas: “La piel es tierra fértil”. Casa de la Cultura Oaxaqueña
En ocasiones como ésta en la cual me encuentro hoy y ahora,ante el desafío de querer interpretar una obra nueva que apenas conozco, una visión diferente a partir de la menor cantidad de signos e indicios de significado que debo tener a mi haber, llegan a mi vista fotografías (gracias a la mediación de pintor Ricardo Ávila que siempre está atento a suplirme información de lo que ocurre allá en Oaxaca de Juárez), del trabajo de artistas que de inmediato anclan en mi pensamiento crítico, me marcan. Y lo hacen primero con un silencio, para reflexionar sobre su origen, con un análisis del lenguaje propio del arte contemporáneo, en el cual logro hundirme en el aún más sensible regazo de la Madre Natura, como en este caso, e intentar sumirme en el vientre mismo o útero del mundo, del cual nacemos y al cual deseamos volver a reposar luego del rito de nuestras exequias, tras las cuales sólo permanecerá una palada de tierra pues nuestras esencias corporales se funden a ella.
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Adriadna Rojas: “La piel es tierra fértil”. Casa de la Cultura Oaxaqueña
Dentro de las jergas actuales del arte, o maneras de decir las cosas me capta el minimalismo al comunicarlas, cuando es suficiente tener un material, como una esponja natural, una repisa pegada en la pared de la galería, y una única palabra apenas esgrafiada, para redimir en esa práctica una lectura desde la interioridad de la artista que la produjo al intentar afirmar sólo lo que la mueve a decir tanto con tan poco. Ese no es un ejercicio simple, requiere experticia al comunicar y hablar con las características de cada material, reconocer sus significados, y que el otro, el observador, lo capte, lo sienta, lo absorba y haga suyo cuando no puede sostener el deseo de besar aquella piel.
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Adriadna Rojas: “La piel es tierra fértil”. Casa de la Cultura Oaxaqueña
En mi caso de lector de esos signos del arte actual, tengo una afinidad personal con la materia origen del planeta, con la tierra, con el suelo que se trabaja y brinda frutos, con esa piel, como la llama Adriadna Rojas, la cual es en suma bondadosa y agradecida, pues con la semilla, agua y luz del sol al clarear el amanecer, hace brotar alimentos, milpa, verduras, legumbres, frutos, pero también paisaje para nuestro solaz y esparcimiento.
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Por esta razón encuentro cercano y deseable el trabajo de esta artista mexicana, lo capto desde mi experiencia en focalizar esta singular zona del arte, donde se advierte los signos del planeta, y una forma de “biocultura” pues desde ésta hay pensamiento, hay canción, hay danza, hay poesía, hay memoria de un pueblo que la habita y vive en este suelo, que llamamos Mesoamérica.
Pero también nos recuerda las amenazas, de usurero que explota al trabajador, del terrateniente que le despoja de su heredad, de los poderosos de cuyas miradas no se borra el deseo de apropiárselas y esclavizar al sencillo labriego.
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Adriadna Rojas: “La piel es tierra fértil”. Casa de la Cultura Oaxaqueña
Rojas nos habla de la piel como un espacio, con sus signos cuando eriza, sonroja, escalofría, un acre legado como heredad, para ganarnos el sustento, y habitarlo con hidalguía y orgullo, pues en este halló el sustento el animal que come pastos, germinó el maíz y creció la milpa que alimenta a los chamacos y la familia, zambulló en sus aguas la bestia para refrescar la refriega del cotidiano, y para paliar la sed de ese sacrificado labriego, que a veces mira cómo los poderosos son los que más gozan el fruto de su trabajo y que no sienten bajar de la frente la gota de sudor al medio día.
En el texto de pared de la muestra se presenta lo escrito por Karina Ruiz Ojeda, quien expresa:
“Terrario es el micro ambiente en el que ADRIADNA ROJAS ensaya la construcción de lo íntimo dentro de su hogar, donde se desenmarca y descubre la primera y la última frontera del ser: la piel”.
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Hermosa y poética relación. En este punto y para concluir con esta reseña evoco otra sustancia, otra poética respecto a la piel, en este caso del alejandrino Konstantino Kavafis, titulado “Vuelve”:
“Vuelve pronto y tómame,
amada sensación, retorna y tómame-
cuando la memoria del cuerpo se
despierta,
y un viejo deseo corre otra vez por la
sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan,
y las manos sienten que aún te tocan”.
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Adriadna Rojas: “La piel es tierra fértil”. Casa de la Cultura Oaxaqueña
Esta corriente en el arte contemporáneo es tanto extensa como porosa, como la superficie terrestre, desde el Land Art, el arte Povera, hasta, como. en este caso, lo conceptual. Se relaciona con la tierra como materia comunicante en sí misma, y aunque no exista físicamente, si no vemos el puño de tierra sobre el pavimento de la sala, se relaciona en el color de las paredes de dicha sala expositiva, como en esta muestra de Rojas en la Casa de la Cultura Oaxaqueña, se distingue en ese ámbar que la deriva, y aunque no veamos las grietas que le provoca el tórrido sol, el surco, o el lodo cuando el agua la inunda, ahí está la materia origen, ahí está el planeta.
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