Una reflexión crítica / NO crítica / en tiempos de pandemia
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Hay artistas que creen que tener un estilo propio es auto copiarse: pintar un clisé genérico, pintar lo mismo en grande que en pequeño, sin considerar el lugar o las condiciones físicas de donde se va a colgar esa obra o dónde se dispondrá para que lo aprecie el público e intentar contagiarlo con el espíritu del arte, a su manera. Otros, que entre más viven menos les preocupa el arte, la mentalidad estará puesta solo en el vil dinero, y recrear lo que menos cueste: un pallá y pacá, y ¡listo! Para éstos “artistas” la creatividad es un sin sentido, la fórmula será tan solo cambiar el color al fondo, y el mismo gesto, la misma sonrrisa, la misma y trivial mirada abastece cada cuadro sin importar técnica, buen sentido y contenido. Tampoco tendrán compromiso con el verdadero arte en esta emergencia total que oscurece el panorama de igual manera para todxs.
Si ellos no se preocupan por mejorar realmente y pintar con el sentido que requiere la creatividad de hoy, comprometiéndose con la innovación o el lenguaje, entonces ¿qué me preocuopa a mí si no soy directo y no doy nombres de a quien dirijo esta crítica, de todas maneras la gentte del gremio sabrán quienes son y a qué o a quién me refiero?
Algunos de estos pintores no motivan a ir a apreciar cualquier nueva exposición que tengan, pues será lo mismo, y ya sabemos que en el día de mañana, cuando vuelvan a intentar exponer, será el mismo cuento, la misma tela manchada, los mismos chorreos, las mismas texturas gelatinosas, la misma impronta o “autoplagio” pues no tienen otra. Son y serán solo comerciantes y a estos lo único que interesa es vender y acrecentar las arcas personales. No habrá investigación, ni sustentación de un novedoso discurso, pues no existe, no son poseedores de esa posibilidad intelectual y creativa que solo poseen los verdaderos maestros de todos los tiempos.
En una conversación que tuve hace un par de años, con unas personas que fueron jurados de un importante premio en el país, ante mi crítica a quienes hacen arte comercial, ellos fustigaban mi postura adusiendo que, el trabajo debe proveer alimento para el artista y su familia; cierto, de acuerdo, o sea, vender a ultranza. Sin embargo yo digo que no. Al arte, lo único que le interesa es el arte, y todos los días será diferente, no será el mismo, no hará un sello que se entinta e imprime. Algunos creen que el asunto es como tratar de coger el paso de quien mejor se mueve en la fiesta, pero esos no son creativos, son copiones. La acción creativa tiene que ver con la innovación de las expresiones absolutas de la creación, de los lenguajes, de las técnicas, y esa capacidad creativa y genuina hace al maestro, al que amerita premiarse, distinguirse de los demás porque rompió los paradigmas, incluso los propios. Quizás por eso que hoy se produce el impacto a través de la instalación, el performance, u otras prácticas que sí requieren innovar, pues nadie irá a ver una obra teatro o una película que sea la misma todos los días.
No voy a identificar a nadie, y con esto cierro este comentario, esto es fiero anonimato, un discurso antagonista con la realidad, el cual es anónimo, y categorización muy actual, cada quien sabrá e intentará despejar la ecuación y el enigma, cada quien comprenderá sus paranoias, sus debilidades, sus paradojas y contradicciones, así como reconoce y dará crédito a sus grandes fortalezas, que sí las tiene, pero la mediocridad a veces también nos ciega.
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