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Materia y geometría Sincronías en el arte, la ciencia y el tiempo

Foto del escritor: Luis Fermando QuirosLuis Fermando Quiros

En estos gráficos se aprecia la estructura del movimiento de la galaxia que habitamos, La Vía Láctea. Un esquema toroidal y la espiral de paso continuo con que nuestros ancestros originarios representaron a la Pacha mama (la naturaleza). El rectángulo áureo que compone la mayoría de los esquemas estructurales en la naturaleza.


Cada día más los científicos encuentran nuevos modelos estructurados en una geometría de mayor complejidad, no en el sentido de que resulte complicada sino en la interacción de sistemas naturales como los llamados agujeros negros en el espacio, que son oquedades en forma cónica o embudos formados de estrellas y polvo cósmico que se dice atraen hacia su vacío a otras figuras como podrían ser los mismos planetas del sistema solar. En estos mismos días trascendió en redes e internet la noticia de que un grupo de astrónomos descubrió uno de los más grandes agujeros a miles de años luz de nuestra vía Láctea, y eso gracias a telescopios que coinciden con fenómenos celestes que posibilita mayores alcances. La comprensión de esta noción actual que tenemos del Cósmos es excepcional, y se advierten sincronías que son llevadas a profundidad por estos equipos de diversas naciones del mundo, su manejo depende de una ciencia de elevada tesitura, que interesa tanto a los físico-matemáticos y estudiosos de la cuántica como también a los diseñadores y artistas.


Para este artículo quisiera reflexionar acerca de dichas intertextualidades, sincronías y paralelismos conceptuales que se dan entre diversas culturas, formas de pensamientos, tiempos y geografías, incluso distantes como cruzar el océano Atlántico; son fenómenos de abundantes visiones, mitos, historias de dominación y colonización, que aún desvelan a los estudiosos del acontecer político, social e histórico de la humanidad, pero que acudimos a estas manifestaciones científicas o artísticas para desmitificar, descolonizar o reflexionar acerca de sus valores y manejos de la incertidumbre. Enfrentan, como dije, a equipos de estudiosos que llegan a detallar distintos objetos y descubrimientos celosamente cuidados en aquellos laboratorios del saber actual y potentes computadoras, para lo cual la sociedad destina millonarias facturas dedicadas a la investigación.



La ilustración aprecia un agujero negro de gusano. Foto Google images.


El espacio simbólico de loa agujeros negros

Las expresiones artísticas del ayer, al igual que en todos los tiempos, la concepción de la materialidad por excelencia era la tierra, el principio y el fin en tanto sustrato origen del planeta. La existencia es como un embudo que dista entre nacer y morir, se llega a un punto neutro o limbo como en la idea del Paraíso, el Purgatorio y el Infierno en la Divina Comedia, poema compuesto por Dante Alighieri quien la representa con la idea de conicidad o embudo cavado al interno de las estratificaciones tectónicas del planeta. Por otro, el planeta Tierra está contenido en la Vía Láctea, una galaxia espiral de la secuencia de Hubble que contiene en sí misma las concepciones de los principios del universo. Hay una semejanza en todo ello y lo más importante de reconocer, es que existen figuras y estructuras en la naturaleza similares, por ejemplo, la figura del toroide se puede apreciar en frutas como la manzana o el limón compuesto por gajos o estructura modular geodésica, tal y como se concibe el planeta cuando lo apreciamos por sus meridianos y su eje.


En el arte la tierra es el paisaje, el artista, desde tiempos remotos elaboraba su propia visión de un paisaje filtrado por su comprensión estética y lo que sumaba a su entendimiento del fenómeno artístico y representacional, estudiado desde la teoría del arte, la óptica del diseño y la milenaria arquitectura. La diferencia con el arte actual, es que hoy la obra surge en la experimentación o interacción del artista con la materia origen del planeta: tal y como dijimos, la tierra, y que llamamos con el término inglés Land Art.


Puede que esa diversidad de culturas, formas de pensamiento y estilo de resolver las cosas nos diferencien, pero la tierra es lo que nos une.


La tierra es la casa

En la esfera de lo simbólico la tierra es la casa donde somos procreados, ahí nacemos, pero también ahí nos llegará la muerte; la casa es la representación de la cultura, rescatada en los libros y en las bibliotecas (amox calli en lengua náhuatl, lugar donde se resguardaron para la posteridad los manuscritos o códices, mayas y aztecas), de los cuales hemos deducido mucho de nuestros propios saberes del continente Abya Yala, tal y como se le llamó a América antes de la conquista europea.


Para nuestros pueblos originarios la tierra, en tanto es la naturaleza, es una madre parturienta dadora (pacha mama) que surte la materia (la tierra), representada en la espiral de paso continuo, pero a la vez nos da sabiduría para idear las herramientas, comprender y encontrar los procesos necesarios para sacarle frutos al planeta; todo constituido por ideas y que significa un reto de alcanzar tal grado de estética funcional en los lenguajes actuales. Pero además está el dominio de la geometría, ciencia que estudia las estructuras naturales en muy diversos grados de profundidad, situaciones, relaciones en sí mismo u otros modelos, éstos ayudan a racionalizar su comprensión y muchas otras percepciones que han inventado los artistas y los científicos en muy diversos tiempos, espacios y grados de asimilación cognitiva.


Holística e invención

Escuché una conferencia en un evento de arte, arquitectura y diseño de Centro América (UDEFADAC), en 2008, organizado por las escuelas y facultades de arquitectura de América Central, realizado en el Centro Nacional de la Cultura (CENAC), pues en estas disciplinas profesionaes nos planteamos estos enigmas para provocar reflexiones y conceptualidad para los proyectos. Se afirmaba que la ideas son holones que en tanto son energías gravitan en el ambiente o espacio, y que los humanos al movernos en dicha territorialidad que podríamos calificar de abstracción, podemos captar las mismas ideas acá que al otro lado del mundo, al otro lado de ese embudo que nos hala hacia el punto neutro, ideas que serán adecuadas a cada cultura y a cada entorno; de ahí la comprensión del enigma o la paradoja de la existencia que se plantearon pensadores de distintos tiempos y geografías y que son cuestionadas constantemente como parte del pensamiento crítico. En estos terrenos los neurocientíficos han avanzado en sus estudios de cómo nacen las ideas, donde se dan grandes cercanías o sincronizaciones que asombran dentro de las teorías del conocimiento y que han sido experimentado con primates para comprobar sus hipótesis pero que son publicadas con muchas reservas.



Los andenes de Moras. En la parte superior de esta imagen extraída de Google Images, se aprecian los riscos nevados de los Andes y El Valle Sagrado de los Incas que lo atraviesa el río Wilcamayu o río Urumabma. En la zona baja de esta imagen se aprecian dichas terrazas que son un laboratorio agrícola con el cual los Incas domesticaron muchas plantas para su alimentación.


Las terrazas agrícolas Incas

En el año 2020 la revista Meer internacional publicó un artículo de mi autoría titulado Ciencia y Arte Incas ( https://www.meer.com/es/63241-ciencia-y-arte-incas ) en el cual entrevisté a Hugo Luza, un estudioso de aquella civilización del altiplano andino de Perú, refiere a cuando la naturaleza que se comporta como “diosa dadora” nos da la tierra pero también el talento para conformar, como en este caso, una cultura agraria que en su tiempo domesticó muchas verduras, hortalizas y granos para la alimentación de millones de personas, pero todo eso quedó truncado debido al dominio hegemónico que despertó los deseos de poder y la sed del oro. Me preguntaba en esos momentos y después de un viaje en 2018 a aquellas tierras andinas ¿cómo o de qué manera llegaron los Incas a idear y edificar esas estructuras geométricas, geodésicas, toroidales, armónicas, que se aprecian en el singular complejo de Moray y que fueron construidas entre1438 y 1533 circa, tiempos en que Europa estaba en pleno Renacimiento, luminosidad que también se advierte en los aportes a las ciencias y a las artes de las grandes civilizaciones de nuestro continente: Los Mayas e Incas, y que encuentran ciertos paralelismos con las ciencias egipcias, mesopotámicas y orientales.

“Quiero enfatizar -comentó Luza en aquella conversación, antes de su prematuro fallecimiento en 2021 por el covid-, acerca de las energías que fluyen en esos andenes o círculos concéntricos con paredes de piedra, que son proporcionales al flujo energético toroidal, el cual gira en cada zona o terraza del complejo llamado Moray” (en Maras, zona de Chincheros en el Valle Sagrado de los Incas, provincia peruana de Cuzco. “Las piedras transfieren la potencia térmica recogida del sol -prosigue el maestro Luza-, y la dirige hacia la masa de fuerzas toroidales, que alcanzan una frecuencia según el nivel energético transferido por las piedras”.



En vaias frutas, como en el limón, son estructurados en módulos radiales geodésicos como esquemas toroidales. Foto aportado por H. Luza.

Como respuesta a las interrogantes antes planteadas en mi comprensión de los procesos de aprendizaje deducido de los pueblos del continente, es que ellos, nuestros ancestros, eran grandes observadores de la naturaleza, y que el lenguaje de lo geométrico lo dedujeron al mirar los fenómenos naturales: al ver el trazo zigzagueante de un rayo, círculos concéntricos al caer una piedrita en las aguas; apreciar las espirales de diversos trazos existentes en la naturaleza, como cuando el fluido del río encuentra una piedra se divide y conforma vórtices; sucede igual con el trazo del ciclón, los oleajes del mar, y el mismo movimiento sinuoso de los animales, el tremor volcánico y las oscilaciones sísmicas. No es que nuestros ancestros viajaran a formarse en París o Belín o Barcelona, lo aprendieron al observar las aguas de los ríos, los mares, los cielos, las nubes y los sonidos de la fauna. Además, existieron hombres que la natura les donó una extraordinaria sensibilidad en todos los tiempos, y podían captar las ideas que, como explicaba antes, son energías holísticas que están en los entornos, aunque estén distantes unos de otros y se deban adecuar a cada situación, material y espacio.



El Mapa del Infierno de Sandro Botticelli, pintor florentino del Quatrocento. Foto de Google Immages.


La comprensión que aporta la geometría de las estructuras que reinventa el artista, son fundamentales para focalizar estudios quizás más complejos, como la matemática cuántica o, como es el caso de aquellos grabados en aguafuerte y dibujos de singular dominio anatómico y estructural que interpretan el Infierno de Dante, que puntualiuzó cerca de 1490 Sandro Boticelli, un pintor florentino en el Renacimiento (1445-1510). Botticelli es el autor de una gran pintura titulada El Nacimiento de la Primavera, colección de la Galería de los Oficios de Florencia, entre otras obras maestras del arte renacentista italiano, pero este ingenioso florentino investigó y trazó el famoso mapa cuya estructura es la de un embudo, como una sección de las estructuras toroidales, el cual va cerrando su diámetro hasta concluir en un hoyo que los físicos de hoy llaman agujero negro en el espacio y del que se dice, atrae nuestra galaxia u otros universos. Existe mucha cercanía e intertextualidad entre estos principios, el construido en Maras Moray en forma de terrazas o andenes, como del embudo de Botticelli el cual al llegar al fondo entran en un no espacio que catapulta a salir de nuevo al origen, a la existencia o la espiral de la vida que representa el ADN, lo cual transcurre entre el nacer y el morir. ( https://www.youtube.com/watch?v=pMdIw6JqNjo ).


Existen muchas sincronías en la morfología de estos complejos, como que aquella idea de embudo sea opuesto a la de la bíblica Torre de Babel. Como también que el famoso arquitecto norteamericano Frank Loyd Wrigh diera la forma de espiral al Museo Guggenheim de Nueva York. Otros artistas profundizan y descubren enormes enigmas, como el pintor Piero de la Francesca con la geometría de rectángulos dinámicos que da las proporciones a la pintura de la Flagelación de Cristo 1458-1460) colección del Palacio Ducal de Urbino, y el alemán Alberto Durero (1471- 1528) como el creador del cuadrado mágico en su grabado La Melancolía, el cual en sus líneas verticales, horizontales o diagonales al sumarse arrojan la misma cifra numérica.


Yo me preguntó si existe alguna conexión respecto al pensamiento que generó dichos conocimientos de la geometría, me refiero a los Incas observados en Moray, y a los artistas del Renacimiento, o lo que se aprecia en la estela o lápida mortuoria de Pakal, el rey maya de Palenque, Chiapas, México que constituye un verdadero códice de aquellos tiempos. Pero también puede haber otra conexión con los creadores de las esferas de piedra del Valle del Diquís en el Sur de Costa Rica que tanto afinó el sociólogo e investigador Ivar Zapp en su libro Retorno a la Edad de Oro, el lenguaje de los navegantes huetar (2015 Editorial Tecnológica) que alinearon con respecto a los movimientos del Sol, solsticios y equinoccios y que en muchas otras creaciones de los Incas encuentran cercanía al calcular incluso las sombras que las formas del entorno arrojan sobre las superficies al alinearse la luz de sol con los objetos y tratamientos parietales.



Ilustración de un esquema toroidal. Foto Google Images.



Las terrazas de Moray atraen los vientos fríos que bajan de los riscos andinos nevados, y al entrar en el conjunto van a circular en curvas geodésicas y logarítmicas áureas, son atraídas hacia el fondo, pero a su vez van a ser calentadas en cada anillo y nivel para ofrecer micro climas para el cultivo de muchas especies de plantas domesticadas en ese laboratorio. Se trata de una ingeniería conocedora del poder de la naturaleza, incluso se habla de la forma del “coquero”, aquel vaso que posee la forma de los reactores atómicos, ideado por los ancestros de la civilización Inca, mucho antes de que Europa emergiera del medievo y entrara en el Renacimiento que potenció tanto pensamiento creativo.



Sincronías entre el arte sumero y el olmeda



Existe mucha intertextualidad en todo esto, recién aprecié que en una pieza simbólica esculpida en la roca por parte de los Olmecas, cultura anterior a los mexicas y mayas, donde aparece uno de esos glifos que también está en otras esculturas y tallas parietales de Göbekli Tepe ente Siria y Turquía, un centro fechado en el Neolítico, incluso anterior a las pirámides egipcias. Pero también aparece en las inscripciones parietales de los Sumerios en la antigua Mesopotamia. ( https://www.youtube.com/shorts/wwr1peWmb9o )



Moray, terrazas agrícolas en el Valle Sagrado Inca. Foto Google Images.


De manera conclusiva, cito de nuevo las palabras del maestro Luza:


Los ancestros Incas hicieron circular el aire, para que la masa aérea energética fluya alrededor y lo haga de manera horaria. Entonces hablamos de mecánica cuántica, que es la transferencia de temperatura. En el caso de Moray, representa la transferencia térmica por parte de la pared de piedra, hacia el fluido toroidal que rota en cada terraza.

Entendemos que las ondas son senoidales y cosenoidales, estas se comportan como sogas, como hebras que están dando vueltas constantemente debido a los vientos. Para que no haya disminución energética, se hicieron anulares. Las gradas en las paredes son direccionadores, para que dichas fuerzas fluyan de esa manera, dentro de un orden que mantenga las temperaturas respectivas en cada terraza. Decimos que es fuerza cuántica, en tanto podemos apreciar que en cada anillo se cumplen, tal y como ya se afirmó, las ecuaciones diferenciales de Lagrange. (Luza en entrevista del autor en Meer, 2020).


Llegados a estos extremos del texto, al borde del pensamiento o reflexión a cerca de los enigmas de la tierra y las culturas, pero que espero vendrán otras a engrosar estas prácticas actuales, y con ello concluyo, pienso que existen muchos otros ejemplos con este carácter de interrogantes con sus cuestionamientos que orbitan en el contexto, son un complejo cognitivo que requiere aún tiempo como también espacio para asimilarlos animando nuevas deducciones.


Lo que realmente importa animando a continuar el camino es que activan investigaciones para salir de esas zonas de confort que impiden ir más allá, o dar un paso hacia el conocimiento para explicación de la incertidumbre, sobre todo en el universo a partir de los adelantos en materia tecnológica como los nuevos observatorios y telescopios astronómicos, pero sin olvidarnos de lo que puede aportar el arte como pensamiento crítico creativo deductivo extrayendo saberes también de la historia en su relación con la tierra que la sustenta.




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