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Ricardo Ávila, notificación del proceso 2023
Ricardo Ávila (Costa Rica 1966) es un pintor naife quien creció a partir de las oportunidades bien aprovechadas que le dona la vida o que le brinda el mundo al abrirle muchas puertas y ventanas. ¿Será esa la razón para que él, en gratitud, pinte tantas puertas y ventanas en sus cuadros, con personajes que ven de frente dándole la cara a la vida, tal y cual él la da?
Pero algo en suma importante de admitir, es que la obra de arte no se hace sola. Cada pintor, el verdadero artista, posee el talento, la técnica, la creatividad, pero el trabajo de pintar es fundamental y estamos hablando de rigor, de factura del estilo, de imaginación, invención e innovación, pues sus obras aunque se parecen unas a otras siempre son distintas; no son un sello o un auto-plagio, todos esos pormenores del lenguaje o del discurso visual artístico contemporáneo.
Yo diría además que el éxito que alcanza Ávila con sus creaciones se debe a que él creé en sí mismo, la autoestima es sustancial, creer en lo que puede hacer. Él se siente orgulloso de poseer un lenguaje muy distintivo y que otros imitan, no solo en el país, lo hemos visto en otros, pero él es el dueño de “la gracia”, del favor que le obsequia la vida y el arte para tener un tesoro que poco a poco va a aumentar dependiendo de la energía o calidad de la luz que le ponga.
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Arte en corazones, para la campaña de ayuda a los enfermos del corazón.
Por ello en 2012 recibió el Premio Nacional de Pintura Aquileo Echeverría. Se le distinguió con la muestra Observador Urbano 2015 en el Museo de Arte Costarricense. Varios museos tienen en su colección pinturas suyas, entre otros Snite Museum de la Universidad de Notre Dame, El Denver Museum, El Museo de Arte Naif de Niza en Francia, el Museo de Arte Costarricense, El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Museo del Jade y Cultura Precolombina del INS, la Colección Teorética.
Horas, días, meses años, el taller o estudio del artista es fundamental, como también la experiencia que encuentra, conquista, y saca provecho de lo que le dona el mundo. En los años noventa del siglo pasado, tiempo cuando emergió en el escenario del arte costarricense con ese tono y estilo tan característico que se acerca al arte de los niños, devela la incógnita: ¿Se hace el artista? o, ¿es un talento natural que cultiva durante toda la vida? Hay un decir popular que dice “lo que natura no da, Salamanca no lo presta”. Y eso se hace real y ejemplo en Ávila, quien al iniciar el tiempo de pandemia en 2020 se fue a conocer Oaxaca en México, y ahí se quedó, aunque nos viene a visitar cada tanto que pueda. Como lo hizo en los años noventa al estar temporadas en Italia y moverse por Francia, Austria y Alemania, buscando sus orígenes familiares pero a la vez aprender y conquistar su estilo personal o maneras de decirlo visualmente.
Ese es el talentoso y fogoso Ávila, quien viviendo en Oaxaca no deja de ser tico, pues fue seleccionado para participar en una muestra del Museo Geoje, en Korea del Sur, organizador de la Novena Edición del Festival Internacional titulado “La Vida es Arte”, con un óleo el cual emplaza la idea del árbol de la vida. Ricardo Ávila es el autor de la pintura “Amor al arte después de la pandemia”, 2023, Óleo sobre lienzo de 60 x 80 cms, que a partir de este evento pasa a la gran colección del museo koreano.
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Las caritas pintadas por Ávila, son como su firma.
El Arte y la vida
En la esplendorosa cultura mesoamericana y en particular en la de México, la figura del árbol es central al acontecer, incluso está presente en su cultura material (objetos escultóricos, cerámicas y artesanías). Uno de los productos ancestrales en esta cultura de los pueblos mexicanos es el “Árbol de la Vida”, el cual representa en muy diversos niveles lo recurrente a la felicidad: desde lo más sagrado de su fe y creencias hasta lo más o arraigo popular.
Ávila pinta unos árboles que son centrales en la composición y en el abordaje o temática de la obra y en cuyos ramajes, o en el suelo mismo bajo la sombra del árbol ocurre el cotidiano de todos los ciudadanos, quienes aprovechan esa sombra benéfica para recrearse, ingerir alimentos, jugar, entre otras actividades humanas que son muy importantes porque conforman su cultura, incluso, hasta hacer el amor bajo la gran sombrilla o paraguas que ofrece el árbol.
La pandemia le fue un reto importante para su carrera artística, al trasladarse a la ciudad de Oaxaca, Estado de Juárez, pues ahí ha encontrado nuevos desafíos en cuanto a técnica y estilo, que se ven renovados por la vistosidad de los trajes, la arquitectura y hasta la gastronomía oaxaqueña aparecen en su nueva producción.
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Validación de la obra
En el país, existen varios eventos internacionales e invitan a los artistas locales a enviar sus obras, pero sin una curaduría que observe la calidad y el nivel de la propuesta con que se participa, esas representaciones son muy desiguales pues privan criterios técnicos y como dije curatoriales. En esta convocatoria koreana del Museo Geoje Art, hubo una selección internacional previa, por parte del curador mexicano Pedro Javier Campos Gaspar, quien distinguió a Ávila dentro del grupo de pintores que representan a su país en esa convocatoria. Eso no solo valida su obra sino que le da bríos para seguir apostando y trabajando para vivir la vida, para vivir el amor, y, la pintura.
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